viernes, 5 de enero de 2018

Quidditch


- Por cierto, estoy seguro de que Remus se casará con nuestra sobrina Dora en un futuro – dijo como quien no quiere la cosa.

¡BOM!
- ¿¡QUE COSA!?
- ¡MALDITO ASALTACUNAS!

Si, esos eran Regulus y Canuto.
Eran los gritos que LunaticoMayor había escuchado.
*Si Canuto por si solo era peligroso, aliándose a su hermano menor era muchisisimo peor* era lo que pensaba RemusMayor
Los que venían del futuro, que aún no se dormían, supieron que a la mañana siguiente desayunarían Picadillo de Lobo.

Era una mañana soleada en los terrenos de Hogwarts… pero los residentes de la sala de menesteres no lo sabían.
En una de las habitaciones Harry conversaba con Neville.
- En serio, creo que es conveniente que les cuentes la verdad a tus padres –
Pero para Neville no era tan sencillo llegar con tus padres y decirles que no están muertos, sino que fueron torturados hasta la demencia y se encuentran internados en San Mungo - Se enterarán cuando leamos el quinto libro –  decía no muy convencido. Harry hizo una mueca
- Lo siento Neville, pero yo me enteré cuando iba en cuarto año, fue sin querer -.
- Pero cuando nos encontramos en el hospital en quinto año los demás si parecían un poco sorprendidos – Neville no entendía.
- No me correspondía a mí contar algo así – le sonreía Neville.
- En ese caso se los diré antes de que empecemos el cuarto libro.
Harry no estaba muy de acuerdo, pero pensó que tenía que respetar su decisión, en ese momento Ron salió del baño.
- Bien, gracias por esperarme chicos, ahora si… ¡A COMER! – decía en tono de guerra e pelirrojo.

Al salir se encontraron con el mismo comedor que la noche pasada, ya todos estaban ahí. Remus se encontraba con un ojo morado y con el labio partido de un lado de la mesa sentado al lado de los Tonks, Dora le ponía un bistec crudo en su pómulo que estaba un poco hinchado, Ted Tonks estaba desayunado completamente satisfecho y Andrómeda desayunaba como si nada pasara, aunque tenía una sonrisa de satisfacción por el dolor del hombre lobo que podía competir con la que tenia la loca de su hermana, a Harry le dio escalofríos.

Ron y Neville se fueron a sentar con sus familias.

- ¡Harry! Ven, los chicos y yo te apartamos lugar – Harry se sentó entre James y Sirius, frente a él estaba LunaticoMenor y a sus lados Regulus y CanutoMenor.
- ¿Qué le pasó a Remus? – preguntaba a su padre
- Al parecer MiniCanuto y el hermano de Canuto y MiniCanuto, o sea el pequeño Reg, se enteraron de que Remus en un futuro deshonrara a su querida sobrina – le respondía James mientras miraba a un Lunático hundido en su asiento entre los dos hermanos Black.
- Y supongo que se dieron cuenta por coincidencia ¿verdad padrino? –
- Una casualidad tremenda – decía burlón Sirius.

En la parte de las chicas Lily con un Harry en brazos que se negaba a comer de su papilla, se dedicaba a vigilar a su esposo, esperaba que no avergonzara a su hijo.
- James no va a desaparecer Lily – se burlaba Marlene
- ¿Te levantaste con ganas de molestar? –
- No le hagas caso Lils, esta así desde anoche –
Hestia solo las miraba, esas chicas eran divertidas.
- Oh Meadowes… solo debes aceptar… - Dorcas le lanzo una mirada de *cállate ahora mismo*
- ¿Me perdí de algo? – preguntaba Lily
- No, de nada, solo Marlene que cree que todas caeremos ante los encantos de alguno de los hermanos Black –
- Oh ya, te estuvo molestando con Regulus no es así –
- ¡Lily! -
Entre risas siguieron comiendo…

- Bien, ya es hora de comenzar con la lectura del día, ¿algún voluntario? –  dijo al tiempo que el comedor se desvanecía y aparecían los sillones del día anterior.
- Yo leeré profesor, creo suponer de que va a tratar – decía Charlie y al ver la mirada de varios explicó… - en noviembre empieza la temporada de Quidditch –
James quería darse de golpes en la cabeza.
- Hubiera preferido leer ese –
- Te aguantas James – se burlaba Lily de su esposo.
- Bueno – y al ver que todos se habían sentado, Regulus em un sillón individual al lado de sus hermanos, dijo – el capitulo se llama Quidditch, vaya, que directo – se reía
Cuando empezó el mes de noviembre, el tiempo se volvió muy frío. Las montañas cercanas al colegio adquirieron un tono gris de hielo y el lago parecía de acero congelado.
- A pesar del frío, los alrededores de Hogwarts siempre son dignos de admirar – decía Dorcas
Cada mañana, el parque aparecía cubierto de escarcha. Por las ventanas de arriba veían a Hagrid descongelando las escobas en el campo de quidditch, enfundado en un enorme abrigo de piel de topo, guantes de pelo de conejo y enormes botas de piel de castor.
- Lo mejor para el frío – decía el grandulón.
- ¿También te fijabas en la ropa de Hagrid tan detalladamente? – cuestionaba Frank
- Harry siempre se fija en todo, y a la vez en nada – dijo Luna
Iba a comenzar la temporada de quidditch.
- ¡GENIAL! – exclamaban James y Canuto
Aquel sábado, Harry jugaría su primer partido, después de semanas de entrenamiento: Gryffindor contra Slytherin.
- Un clásico – decían algunos, incluso aquellos a los que no les gustaba mucho el quidditch.
Si Gryffindor ganaba, pasarían a ser segundos en el campeonato de las casas.
- Harry tienes que atrapar la snitch para que Gryffindor gane y pueda ganar la Copa de las Casas – le decía su padre con la misma expresión que ponía Oliver Wood que parecía decir: «Si no...».
Casi nadie había visto jugar a Harry, porque Wood había decidido que sería su arma secreta.
- Es un buen factor sorpresa – decía Edgar  
Harry también debía mantenerlo en secreto.
- En Hogwarts no puede haber secretos – reía Tonks
- A menos que el secreto sea entre un grupo muy hermético como esos tres – señalaba Neville al famoso trio de oro.
Pero la noticia de que iba a jugar como buscador se había filtrado, y Harry no sabía qué era peor: que le dijeran que lo haría muy bien o que sería un desastre.
- Que serás un desastre – decía James
- Que lo aras bien – decía Lily
Ambos lo dijeron al mismo tiempo
Era realmente una suerte que Harry tuviera a Hermione como amiga.
La mencionada arqueó una ceja a Harry - no sé cómo sentirme respecto a eso – decía divertida.  
No sabía cómo habría terminado todos sus deberes sin la ayuda de ella, con todo el entrenamiento de quidditch que Wood le exigía.
- Nos machacaba día y noche – decían los gemelos.
La niña también le había prestado Quidditch a través de los tiempos, que resultó ser un libro muy interesante.  
- Muy interesante – dijeron Dorcas y Regulus al mismo tiempo,
Marlene iba a decir algo, pero Docas la silenció con un codazo en el costado.
Harry se enteró de que había setecientas formas de cometer una falta y de que todas se habían consignado durante los Mundiales de 1473; que los buscadores eran habitualmente los jugadores más pequeños y veloces,  y que los accidentes más graves les sucedían a ellos;  que, aunque la gente no moría jugando al quidditch, se sabía de árbitros que habían desaparecido, para reaparecer meses después en el desierto del Sahara.
- Eso no ayuda si lo que quieres es relajarte antes del juego – dijo Regulus
Hermione se había vuelto un poco más flexible en lo que se refería a quebrantar las reglas,
- Como Lunático/Remus – decían James, Canuto y Sirius.
McGonagall quería llorar por su prefecto y su futura prefecta corrompidos.
desde que Harry y Ron la salvaron del monstruo, y era mucho más agradable. 
- Eh... ¿gracias? –
- De nada Hermione – le respondió Harry
El día anterior al primer partido de Harry los tres estaban fuera, en el patio helado, durante un recreo, y la muchacha había hecho aparecer un brillante fuego azul, que podían llevar con ellos, en un frasco de mermelada.  
Estaban de espaldas al fuego para calentarse cuando Snape cruzó el patio. De inmediato, Harry se dio cuenta de que Snape cojeaba.
- ¿Y eso? – preguntaban algunos.
Los tres chicos se apiñaron para tapar el fuego, ya que no estaban seguros de que aquello estuviera permitido.
- No está del todo permitido, se supone que no deben hacer magia en los pasillos – murmuraba Snape, sorprendiendo a varios que pensaron que no hablaría.
- No es como si se estuvieran batiendo en un duelo – defendía McGonagall a sus futuros alumnos.
- Lo correcto sería, en tal caso, quitarle algunos puntos a Gryffindor, pero también darle unos cuantos por el hecho de que una alumna de primer año haya realizado de manera perfecta un hechizo de segundo curso – Severus no pudo rebatir eso.
Por desgracia, algo en sus rostros culpables hizo detener a Snape. Se dio la vuelta, arrastrando la pierna. No había visto el fuego, pero parecía buscar una razón para regañarlos.
Lily negaba con la cabeza.
—¿Qué tienes ahí, Potter?
- Weasley y Grenger también, el no es James Severus -
Era el libro sobre quidditch. Harry se lo enseñó.
—Los libros de la biblioteca no pueden sacarse fuera del colegio — dijo Snape —.
Dámelo. Cinco puntos menos para Gryffindor.
- Vaya, Madame Pince se ha vuelto muy estricta con el paso de los años – decía Bill
- Lo raro es que yo me gradué un año antes y no recuerdo esa regla – agrego con sarcasmo Tonks
—Seguro que se ha inventado esa regla —murmuró Harry con furia, mientras Snape se alejaba cojeando—. Me pregunto qué le pasa en la pierna.
- Nos lo preguntamos todos muchacho – decía Moody
- Pues yo espero que le duela – murmuraba enfadado Sirius
—No sé, pero espero que le duela mucho —dijo Ron con amargura.
Regulus tosió para disimular una risa al ver que Marlene miraba a su hermano como queriendo decirle *piensas como un niño de once años*.
En la sala común de Gryffindor había mucho ruido aquella noche. Harry, Ron y Hermione estaban sentados juntos, cerca de la ventana. Hermione estaba repasando los deberes de Harry y Ron sobre Encantamientos. Nunca los dejaba copiar («¿cómo vais a aprender?»), pero si le pedían que revisara los trabajos les explicaba las respuestas correctas.
Lily, Molly, Remus, Lunático y los profesores de la sala asentían estando de acuerdo.
Harry se sentía inquieto. Quería recuperar su libro sobre quidditch, para mantener la mente ocupada y no estar nervioso por el partido del día siguiente.
James fulminó a Snape con la mirada.
¿Por qué iba a temer a Snape?
Ahora BambiMayor miraba a su hijo con orgullo y aprobación.
Se puso de pie y dijo a Ron y Hermione que le preguntaría a Snape si podía devolverle el libro.
—Yo no lo haría —dijeron al mismo tiempo, pero Harry pensaba que Snape no se iba a negar, si había otros profesores presentes.
- Así cambia la cosa – decía Hannah
Bajó a la sala de profesores y llamó. No hubo respuesta. Llamó otra vez. Nada.
¿Tal vez Snape había dejado el libro allí? Valía la pena intentarlo. Empujó un poco la puerta, miró antes de entrar... y sus ojos captaron una escena horrible.
Snape y Filch estaban allí, solos. Snape tenía la túnica levantada por encima de las rodillas.
Hubo muecas de asco generalizadas y furia en los ojos de Snape.
Una de sus piernas estaba magullada y llena de sangre. Filch le estaba alcanzando unas vendas.
—Esa cosa maldita... —decía Snape—. ¿Cómo puede uno vigilar a tres cabezas al mismo tiempo?
- ¡FUE CON EL PERRO! – exclamaba Alice
Harry intentó cerrar la puerta sin hacer ruido, pero...
Los merodeadores negaban con la cabeza al igual que Lily
—¡POTTER!
El rostro de Snape estaba crispado de furia y dejó caer su túnica rápidamente, para ocultar la pierna herida. Harry tragó saliva.
- ¿Porque no sales corriendo como con el perro? – le preguntaba Hannah
- No se me ocurrió -
—Me preguntaba si me podía devolver mi libro —dijo.
- ¡¿LE PREGUNTASTE?! – gritaban los gemelos.
—¡FUERA! ¡FUERA DE AQUÍ!
Harry se fue, antes de que Snape pudiera quitarle puntos para Gryffindor. Subió corriendo la escalera.
—¿Lo has conseguido? —preguntó Ron, cuando se reunió con ellos—. ¿Qué ha pasado?
Entre susurros, Harry les contó lo que había visto.
- Ven, esos tres siempre se cuentan todo – decía Neville
—¿Sabéis lo que quiere decir? —terminó sin aliento—. ¡Que trató de pasar por donde estaba el perro de tres cabezas, en Halloween! Allí se dirigía cuando lo vimos... ¡Iba a buscar lo que sea que tengan guardado allí! ¡Y apuesto mi escoba a que fue él quien dejó entrar al monstruo, para distraer la atención!
- Harry nos debes una escoba – le susurraba Ron.
Hermione tenía los ojos muy abiertos.
- Ella no lo va a creer tan fácilmente – decía Lily
—No, no puede ser —dijo—. Sé que no es muy bueno, pero no iba a tratar de robar algo que Dumbledore está custodiando.
Snape estaba de acuerdo con la chica, no era un idiota para intentar robar algo frente a las narices de Dumbledore.
—De verdad, Hermione, tú crees que todos los profesores son santos o algo parecido —dijo enfadado Ron—. Yo estoy con Harry. Creo que Snape es capaz de cualquier cosa. Pero ¿qué busca? ¿Qué es lo que guarda el perro?
- Eso quisiéramos saber – decían algunos
Los que ya sabían que era lo que ocultaba el perro negaban con exasperación.
Harry se fue a la cama con aquellas preguntas dando vueltas en su cabeza. Neville roncaba con fuerza
Neville se ruborizó - ¿Por qué siempre tienes que decir todos los detalles? –
Harry se encogió de hombros con pena.
pero Harry no podía dormir. Trató de no pensar en nada (necesitaba dormir; debía hacerlo, tenía su primer partido de quidditch en pocas horas)
­- Hijo tienes que dormir, podrías caerte de la escoba por el cansancio – decía James con un tono paternal que bien pudo enternecer a Lily, pero estaba mas preocupada por el “podrías caerte de la escoba” que había dicho su marido. 
- Lo dice el que nos mantenía despiertos toda la noche por su nerviosismo – reía MiniLunatico.
- Nunca escuche que te quejaras MiniLunatico – defendía Canuto a su amigo.
- De hecho, siempre me quejaba – le respondía ahora Remus
- ¡TU TE CALLLAS! – le gritaron Canuto y Regulus.
pero la expresión de la cara de Snape cuando Harry vio su pierna era difícil de olvidar.
La mañana siguiente amaneció muy brillante y fría. El Gran Comedor estaba inundado por el delicioso aroma de las salchichas fritas y las alegres charlas de todos, que esperaban un buen partido de quidditch.
- Oh… un partido memorable – decía Fred
- Mas por el final – le seguía George
- Y si… -
- James no nos vamos a adelantar al partido – le reprendió su esposa
—Tienes que comer algo para el desayuno.
—No quiero nada.
—Aunque sea un pedazo de tostada —suplicó Hermione.
—No tengo hambre.
- Deberías hacerle caso a tu amiga – le decía Marlene
Harry se sentía muy mal. En cualquier momento echaría a andar hacia el terreno de juego.
—Harry, necesitas fuerza —dijo Seamus Finnigan—. Los únicos que el otro equipo marca son los buscadores.
—Gracias, Seamus —respondió Harry, observando cómo llenaba de salsa de tomate sus salchichas.
- Después de Ron, Seamus era el que menos tacto tenía –
El pelirrojo fulmino a su amigo con la mirada.
- Ese chico es un poco idiota, mira que decirte eso en tu primer partido – decía Sirius
James asentía vigorosamente por lo dicho por su amigo.
A las once de la mañana, todo el colegio parecía estar reunido alrededor del campo de quidditch. Los asientos podían elevarse, pero, incluso así, a veces era difícil ver lo que estaba sucediendo. 
Ron y Hermione se reunieron con Seamus y Dean en la grada más alta. Para darle una sorpresa a Harry,
El nombrado sonrío recordando su sorpresa, aun guardaba esa pancarta.
habían transformado en pancarta una de las sábanas que Scabbers había estropeado.
La sonrisa de Harry se perdió cuando nombraron a la rata, algo que solo Remus, Lily, Alastor y Dumbledore notaron.
Decía: «Potter; presidente», y Dean, que dibujaba bien, había trazado un gran león de Gryffindor.
Los leones presentes imitaron a un león, con un gruñido que parecía más de gato que otra cosa. McGonagall estaba orgullosa de sus leoncitos.
Luego Hermione había realizado un pequeño hechizo y la pintura brillaba, cambiando de color.
- Aun conservo esa manta, siento que me trae suerte – los amigos de Harry lo miraron como si tuviera dos cabezas - ¿Qué? – pregunto al notar las miradas.
Los del futuro pensaban que casi caerse de la escoba, ser perseguido por una bludger y que te atacaran los dementores no era suerte.
- Nada – dijeron todos los que lo miraban raro.
Mientras tanto, en los vestuarios, Harry y el resto del equipo se estaban cambiando para ponerse las túnicas color escarlata de quidditch (Slytherin jugaba de verde).
Wood se aclaró la garganta para pedir silencio.
—Bueno, chicos —dijo.
—Y chicas —añadió la cazadora Angelina Johnson.
—Y chicas —dijo Wood—. Éste es...
Los gemelos interrumpieron la lectura…
- El grande - dijo Fred Weasley
- El que estábamos esperando - dijo George.
- Nos sabemos de memoria el discurso de Oliver - dijo Fred a Harry que se partia de risa - Estábamos en el equipo el año pasado -.
- ¡Cállense los dos! – les reprendía Molly
- Mama, hablas como Wood – decían con una sonrisa.
—Callaos los dos —ordenó Wood—. Éste es el mejor equipo que Gryffindor ha tenido en muchos años. Y vamos a ganar.  
Les lanzó una mirada que parecía decir: «Si no...».
- Si no los entrenamientos pasarían de ser tres veces a la semana a ser todos los dias, y a las 4 de la mañana –
- Eso es de locos – decía Alice agradecida de que a su hijo no le gustara tanto el quidditch como para querer entrar al equipo.
- Wood era un poco maniático con respecto al Quidditch – le explicaba Percy
—Bien. Ya es la hora. Buena suerte a todos.
Harry siguió a Fred y George fuera del vestuario y, esperando que las rodillas no le temblaran, pisó el terreno de juego entre vítores y aplausos.
Los fanáticos del quidditch esperaban que el partido estuviera bien detallado por Harry.
La señora Hooch hacía de árbitro. Estaba en el centro del campo, esperando a los dos equipos, con su escoba en la mano.
—Bien, quiero un partido limpio y sin problemas, por parte de todos —dijo cuando estuvieron reunidos a su alrededor.
- Limpio y sin problemas… buena suerte con eso – reía Bill.
- Bueno, antes de que Charlie empiece a leer el capítulo quiero que entiendan que nada es lo que parece… - dijo Harry mientras miraba de reojo a Snape, pero esta vez nadie lo notó.
- ¿Te paso algo malo Harry? –
- Al final no me paso nada mamá – intentaba tranquilizar Harry a Lily, pero esta ya se encontraba de lo más preocupada al igual que James
Harry notó que parecía dirigirse especialmente al capitán de Slytherin, Marcus Flint, un muchacho de quinto año. Le pareció que tenía un cierto parentesco con el trol gigante.
Varias risas se escucharon en la sala.
- No ofendas a los trolls – le decían los Gemelos Weasley, los del futuro que conocieron a Flint también se reían, incluso Percy.
Con el rabillo del ojo, vio el estandarte brillando sobre la muchedumbre:
«Potter; presidente». Se le aceleró el corazón. Se sintió más valiente.
- El apoyo siempre es importante Harry – le decía Arthur - mas cuando es tu primer partido y estas inseguro de si lo vas a hacer bien o mal -.
—Montad en vuestras escobas, por favor.
Harry subió a su Nimbus 2.000.
A James le brillaban lo ojitos
La señora Hooch dio un largo pitido con su silbato de plata. Quince escobas se elevaron, alto, muy alto en el aire. Y estaban muy lejos.
Lily suspiraba y se hacía a la idea de que no había salido lastimado.
—Y la quaffle es atrapada de inmediato por Angelina Johnson de Gryffindor... Qué excelente cazadora es esta joven y, a propósito, también es muy guapa...
—¡JORDAN!
—Lo siento, profesora.
- 5 galeones a que es Minnie – McGonagall miraba feo a Canuto
- No quiero perder oro, olvídalo Canuto – le dijo Lunatico
El amigo de los gemelos Weasley, Lee Jordan, era el comentarista del partido, vigilado muy de cerca por la profesora McGonagall.
- Algo me dice que su relato será de todo menos imparcial – se reía Edgar
- El solo comenta las cosas como son – defendían los gemelos a su amigo.
—Y realmente golpea bien, un buen pase a Alicia Spinnet, el gran descubrimiento de Oliver Wood, ya que el año pasado estaba en reserva... Otra vez Johnson y...
- ¡Y QUE! – exclamaron varios, aunque nadie tan fuerte como James, Canuto y Regulus.
Charlie los miraba mal porque interrumpieron por preguntar una tontería que sería respondida inmediatamente.
Otra vez Johnson y... No, Slytherin ha cogido la quaffle, el capitán de Slytherin, Marcus Flint se apodera de la quaffle y allá va... Flint vuela como un águila... está a punto de...
­- ¡DE QUEE! – esta vez solo gritaron para molestar al amante de los dragones, y como de molestar se trataba se les unieron Gideon y Fabian.
está a punto de… no, lo detiene una excelente jugada del guardián Wood de Gryffindor y Gryffindor tiene la quaffle...
Los leones vitoreaban, hasta McGonagall se le veía ligeramente emocionada.
Aquí está la cazadora Katie Bell de Gryffindor; buen vuelo rodeando a Flint, vuelve a elevarse del terreno de juego y... ¡Aaayyyy!, eso ha tenido que dolerle, un golpe de bludger en la nuca...
*Maldita serpiente* murmuraban James, Canuto, Sirius y los Prewett.
La quaffle en poder de Slytherin... Adrian Pucey cogiendo velocidad hacia los postes de gol, pero lo bloquea otra bludger, enviada por Fred o George Weasley, no sé cuál de los dos...
 George sonreía pensando que si se quitaba el gorrito que nunca se quitaba para todos en la sala les sería fácil diferenciarlos, intentaría decírselo a su madre antes de que lo viera o si no armería un escándalo. (olvidé completamente que del año en el que viene George, este ya no tiene su oreja)
bonita jugada del golpeador de Gryffindor, y Johnson otra vez en posesión de la quaffle, el campo libre y allá va, realmente vuela, evita una bludger, los postes de gol están ahí... vamos, ahora Angelina... el guardián Bletchley se lanza... no llega... ¡GOL DE GRYFFINDOR!
- ¡SIIIIIII! – vitoreaban los leones de la sala, hasta Canuto se puso a cantar…
- We are the champions my friend… - cantaba abrazando a James y bailando al ritmo de esa canción muggle que pocos conocían.
- And we’ll keep on fighting till the end – le seguía James.
- We are the champions…. We are the champions – coreaban Sirius y los dos pares de gemelos.
Despues de lo regaños de Lily, Marlene y Molly Charlie, que en voz baja coreaba we are the champions siguió leyendo ante la mirada severa de su madre.
Los gritos de los de Gryffindor llenaron el aire frío, junto con los silbidos y quejidos de Slytherin.
Canuto le sacó la lengua a Regulus y a su prima Dromeda, la cual solo rodo los ojos ante la inmadurez de su primo
—Venga, dejadme sitio.
—¡Hagrid!
El mencionado sonrió ante su aparición en la lectura.
Ron y Hermione se juntaron para dejarle espacio a Hagrid.
La parejita se ruborizo mientras los gemelos Weasley les alzaban las cejas con picardía.
- Sobrino… quien te viera –
- ¡Era un crio! – se defendía Ron
- Si, ya verán que aun con catorce años Ron no notaba que Hermione era una chica – decía como quien no quiere la cosa Ginny.
Harry y Hermione se reían del pelirrojo, al igual que sus hermanos. Los tios de los Weasley lucían escandalizados.
—Estaba mirando desde mi cabaña —dijo Hagrid, enseñando el largo par de binoculares que le colgaban del cuello—. Pero no es lo mismo que estar con toda la gente. Todavía no hay señales de la snitch, ¿no?
—No —dijo Ron—. Harry todavía no tiene mucho que hacer.
- Me conformo con que no se busque problemas –  decía con pesar Lily
—Mantenerse fuera de los problemas ya es algo —dijo Hagrid, cogiendo sus binoculares y fijándolos en la manchita que era Harry.
Lily y James le sonrieron a al semigigante
Por encima de ellos, Harry volaba sobre el juego, esperando alguna señal de la snitch. Eso era parte del plan que tenían con Wood.
—Manténte apartado hasta que veas la snitch —le había dicho Wood—. No queremos que ataques antes de que tengas que hacerlo.
- Eso es un buen plan – decía Regulus.
Cuando Angelina anotó un punto, Harry dio unas volteretas para aflojar la tensión, y volvió a vigilar la llegada de la snitch.  En un momento vio un resplandor dorado, pero era el reflejo del reloj de uno de los gemelos Weasley;
James miró mal a los gemelos por distraer a su pequeño Bambi.
en otro, una bludger decidió perseguirlo, como si fuera una bala de cañón, pero Harry la esquivó y Fred Weasley salió a atraparla.
Lily les agradecía a los gemelos, sin saber cuál era Fred. Molly sonreía complacida con sus muchachos.
—¿Está todo bien, Harry? —tuvo tiempo de gritarle, mientras lanzaba la bludger con furia hacia Marcus Flint. 
- Todo estaba perfecto Fred – este le levantó los pulgares.
—Slytherin toma posesión —decía Lee Jordan—. El cazador Pucey esquiva dos bludgers, a los dos Weasley y al cazador Bell, y acelera... esperen un momento... ¿No es la snitch?
- ¿Como se le ocurre decir eso? – se preguntaba Remus
- Wood casi lo mataba con la mirada – reían los gemelos
- No puede haber alguien más idiota – decía Canuto recibiendo una fea mirada de Fred y George
Un murmullo recorrió la multitud, mientras Adrian Pucey dejaba caer la quaffle, demasiado ocupado en mirar por encima del hombro el relámpago dorado, que había pasado al lado de su oreja izquierda.  
- Pues creo que si puede haber alguien más idiota MiniMí -
Harry la vio. En un arrebato de excitación se lanzó hacia abajo, detrás del destello dorado. El buscador de Slytherin, Terence Higgs, también la había visto. Nariz con nariz, se lanzaron hacia la snitch... Todos los cazadores parecían haber olvidado lo que debían hacer y estaban suspendidos en el aire para mirar.
- Pero si ese es el mejor momento para marcar – gemían a una sola voz James y Regulus
Harry era más veloz que Higgs. Podía ver la pequeña pelota, agitando sus alas, volando hacia delante. Aumentó su velocidad y..  ¡PUM!
- ¡Y AHORA QUE! – exclamaba Lily
Un rugido de furia resonó desde los Gryffindors de las tribunas... Marcus Flint había cerrado el paso de Harry, para desviarle la dirección de la escoba, y éste se aferraba para no caer.
- ¿¡Pero es idiota o que!? – decían los merodeadores.
- No te caíste de la escoba ¿verdad? –
- No mamá, tranquila -
—¡Falta! —gritaron los Gryffindors.
La señora Hooch le gritó enfadada a Flint, y luego ordenó tiro libre para Gryffindor; en el poste de gol. Pero con toda la confusión, la snitch dorada, como era de esperar, había vuelto a desaparecer.
Los leones de la sala gimoteaban de frustración y las serpientes celebraban lo hecho por el tal Flint.
Abajo en las tribunas, Dean Thomas gritaba.
—¡Eh, árbitro! ¡Tarjeta roja!
—Esto no es el fútbol, Dean —le recordó Ron—. No se puede echar a los jugadores en quidditch... ¿Y qué es una tarjeta roja?
Dorcas sonrió divertida – sabias que se refería al futbol, pero no sabías que era una tarjeta roja – le preguntaba.
Pero Hagrid estaba de parte de Dean.
—Deberían cambiar las reglas. Flint ha podido derribar a Harry en el aire.
A Lee Jordan le costaba ser imparcial.
- Obvio -  dijeron varios
—Entonces... después de esta obvia y desagradable trampa...
—¡Jordan! —lo regañó la profesora McGonagall.
- Oh vamos profesora. El chico tiene razón – le decía Edgar.
- Pero como comentarista tiene que ser imparcial – zanjó el tema la profesora.
—Quiero decir, después de esta evidente y asquerosa falta...
—¡Jordan, no digas que no te aviso...!
—Muy bien, muy bien. Flint casi mata al buscador de Gryffindor, cosa que le podría suceder a cualquiera, estoy seguro,
 Bueno, supongo que siempre se puede recurrir al sarcasmo – decía Edgar
así que penalti para Gryffindor; la coge Spinnet, que tira, no sucede nada, y continúa el juego, Gryffindor todavía en posesión de la pelota.
Cuando Harry esquivó otra bludger, que pasó peligrosamente cerca de su cabeza, ocurrió. Su escoba dio una súbita y aterradora sacudida. Durante un segundo pensó que iba a caer. Se aferró con fuerza a la escoba con ambas manos y con las rodillas. Nunca había experimentado nada semejante.  
Sucedió de nuevo. Era como si la escoba intentara derribarlo.
- Pero si es una escoba nueva – decía Flitwik  
Pero las Nimbus 2.000 no decidían súbitamente tirar a sus jinetes. Harry trató de dirigirse hacia los postes de Gryffindor para decirle a Wood que pidiera una suspensión del partido, y entonces se dio cuenta de que su escoba estaba completamente fuera de control.
- Ay Merlin – exclamaban Lily y Molly
No podía dar la vuelta. No podía dirigirla de ninguna manera. Iba en zigzag por el aire y, de vez en cuando, daba violentas sacudidas que casi lo hacían caer.
Lee seguía comentando el partido.
- ¿Es que nadie se daba cuenta? – preguntaban algunos.
—Slytherin en posesión... Flint con la quaffle... la pasa a Spinnet, que la pasa a Bell... una bludger le da con fuerza en la cara, espero que le rompa la nariz (era una broma, profesora), Slytherin anota un tanto, oh, no...
Los slytherins de la sala festejaban internamente.
Los de Slytherin vitoreaban. Nadie parecía haberse dado cuenta de la conducta extraña de la escoba de Harry Lo llevaba cada vez más alto, lejos del juego, sacudiéndose y retorciéndose.
- Suena peor de lo que fue –
- En realidad te veías así Harry – le dijo Neville
—No sé qué está haciendo Harry —murmuró Hagrid. Miró con los binoculares
—. Si no lo conociera bien, diría que ha perdido el control de su escoba... pero no puede ser...
- Menos mal que alguien se dio cuenta -  decía Sprout sonriéndole al semigigante.
De pronto, la gente comenzó a señalar hacia Harry por encima de las gradas. Su escoba había comenzado a dar vueltas y él apenas podía sujetarse. Entonces la multitud jadeó. La escoba de Harry dio un salto feroz y Harry quedó colgando, sujeto sólo con una mano.
- James… ¿Cómo es que estas tan tranquilo? – le cuestionaba su amigo Canuto
- Harry ya dijo que no se cayo de su escoba, más que nada quiero saber quién le hizo eso a la escoba –
—¿Le sucedió algo cuando Flint le cerró el paso? —susurró Seamus.
—No puede ser —dijo Hagrid, con voz temblorosa—. Nada puede interferir en una escoba, excepto la poderosa magia tenebrosa... Ningún chico le puede hacer eso a una Nimbus 2.000.
- Y eso es lo mas preocupante… ¡Alerta permanente! – como Alastor casi no comentaba nada su grito asusto a varios.
Ante esas palabras, Hermione cogió los binoculares de Hagrid, pero en lugar de enfocar a Harry comenzó a buscar frenéticamente entre la multitud.
—¿Qué haces? —gimió Ron, con el rostro grisáceo.
—Lo sabía —resopló Hermione—. Snape... Mira.
James, Canuto y Sirius estaban apunto de sacar sus varitas.
- Lo bueno James, es que recuerdas que TU HIJO dijo que nada era lo que parecía en este capítulo… ¿verdad? – le decía Lily severamente
Ante ese tono los tres volvieron a sus asientos no sin antes mirar bastante feo a Snape, pero este los ignoró.
Harry suspiró, había esperado una reacción peor. Le sonrió a su mamá.
Ron cogió los binoculares. Snape estaba en el centro de las tribunas frente a ellos.
Tenía los ojos clavados en Harry y murmuraba algo sin detenerse.
- Lo ves pelirroja… está hechizando la escoba – le decía Canuto.
- Tambiég pogía estag digiendo el contgamaleficio – le mencionaba Fleur
—Está haciendo algo... Mal de ojo a la escoba —dijo Hermione.
—¿Qué podemos hacer?
—Déjamelo a mí.
Hermione se ruborizó, ella sabía la verdad de Snape, obviamente… supuso que lo que hizo no le iba a gustar.
Antes de que Ron pudiera decir nada más, Hermione había desaparecido. Ron volvió a enfocar a Harry.
Este le sonrió a su amigo chocando las manos con él.
La escoba vibraba tanto que era casi imposible que pudiera seguir colgado durante mucho más tiempo. Todos miraban aterrorizados, mientras los Weasley volaban hacía él, tratando de poner a salvo a Harry en una de las escobas.
Molly y Arthur miraban orgullosos a sus hijos, al igual sus tíos y que Bill y Charlie.
Pero aquello fue peor: cada vez que se le acercaban, la escoba saltaba más alto. Se dejaron caer y comenzaron a volar en círculos, con el evidente propósito de atraparlo si caía.
- Eso es un muy muy buena idea – decía Frank  
Marcus Flint cogió la quaffle y marcó cinco tantos sin que nadie lo advirtiera.
—Vamos, Hermione —murmuraba desesperado Ron.
- Si, vamos Hermione – decían algunos de la sala incluyendo los padres de Harry
Hermione había cruzado las gradas hacia donde se encontraba Snape y en aquel momento corría por la fila de abajo. Ni se detuvo para disculparse cuando atropelló al profesor Quirrell
Frank, Remus, Albus, y Moody no pasaron por alto la mención del profesor, hasta ese momento no pasaba nada por casualidad en los libros
y, cuando llegó donde estaba Snape, se agachó, sacó su varita y susurró unas pocas y bien elegidas palabras.
Unas llamas azules salieron de su varita y saltaron a la túnica de Snape.
James, Canuto y Sirius le aplaudieron a la castaña para enojo de Lily
El profesor tardó unos treinta segundos en darse cuenta de que se incendiaba. Un súbito aullido le indicó a la chica que había hecho su trabajo. Atrajo el fuego, lo guardó en un frasco dentro de su bolsillo y se alejó gateando por la tribuna. Snape nunca sabría lo que le había sucedido.
Snape fulminaba a la chica con la mirada, la cual le lanzó una mirada avergonzada.
Fue suficiente. Allí arriba, súbitamente, Harry pudo subir de nuevo a su escoba.
- Eso es muy extraño, justo en el momento en el que Snape se distrae todo vuelve a la normalidad – decía James
- Tal vez fue coincidencia – le respondía Canuto
Pero Lily suponía que algún detalle estaban pasando por alto, pero por el alivió de que su hijo con cayera de su escoba lo olvido rápidamente.
—¡Neville, ya puedes mirar! —dijo Ron. Neville había estado llorando dentro de la chaqueta de Hagrid aquellos últimos cinco minutos.
Alice y Frank miraron a su hijo enternecidos.
- Sentía que nos quedábamos sin buscador – dijo para aligerar un poco el ambiente.
Harry iba a toda velocidad hacia el terreno de juego cuando vieron que se llevaba la mano a la boca, como si fuera a marearse. Tosió y algo dorado cayó en su mano.
—¡Tengo la snitch! —gritó, agitándola sobre su cabeza; el partido terminó en una confusión total.
Confusion total había en la sala…
- ¡Atrapaste tu primera snitch con la boca! – exclamaban muchos
- Pero si casi se la traga – decia frustrado Regulus
- Te aguantas hermanito – se mofaba Canuto de él.
- Eres seguramente el primer buscador en Hogwarts en hacer eso hijo – le sonreía James a Harry.
- Lo que se traduce como estoy muy orgulloso de ti – le dijo Remus, Harry se rió.
—No es que la haya atrapado, es que casi se la traga —todavía gritaba Flint veinte minutos más tarde.
- Cuidado Reg, te vas a parecer al capitan medio troll del equipo de Slytherin del futuro – se burlaba Sirius de su hermanito
Pero aquello no cambió nada. Harry no había faltado a ninguna regla y Lee Jordan seguía proclamando alegremente el resultado.
- Imparcial donde – decían los Prewetts
Gryffindor había ganado por ciento setenta puntos a sesenta.
- We are the champions…. We are the champions – coreaban los leones de la sala. Los merodeadores desenfundaban una espada y los dos pares de gemelos rugían como leones, que por su color de pelo se veían muy graciosos.
Pero Harry no oía nada.
Primero ciego y ahora sordo – suspiraba Ron
Harry le dio un zape en la nuca.
Tomaba una taza de té fuerte, en la cabaña de Hagrid, con Ron y Hermione.
—Era Snape —explicaba Ron—. Hermione y yo lo vimos. Estaba maldiciendo tu escoba. Murmuraba y no te quitaba los ojos de encima.
- Ya entendimos que pudo ser un maleficio – decía Ron
—Tonterías —dijo Hagrid, que no había oído una palabra de lo que había sucedido—. ¿Por qué iba a hacer algo así Snape?
Harry, Ron y Hermione se miraron, preguntándose qué le iban a decir. Harry decidió contarle la verdad.
—Descubrimos algo sobre él —dijo a Hagrid—. Trató de pasar ante ese perro de tres cabezas, en Halloween. Y el perro lo mordió. Nosotros pensamos que trataba de robar lo que ese perro está guardando.
- Directo y sin anestesia – dijo Hestia
Hagrid dejó caer la tetera.
—¿Qué sabéis de Fluffy? —dijo.
—¿Fluffy?
- ¿Fluffy? ¿¡Esa cosa es tuya!? – preguntaban varios en la sala.
- En un futuro supongo que si – decía el semigigante emocionado por tener un perro de tres cabezas
- Bueno, Fluffy es un nombre que Hagrid le pondría a una bestia como esa. – razonaba Charlie a lo que varios le dieron la razón.
—Ajá... Es mío... Se lo compré a un griego que conocí en el bar el año pasado... y se lo presté a Dumbledore para guardar...  
- Oh oh... Hagrid, creo que hablaste de más – dijo Bill
—¿Sí? —dijo Harry con nerviosismo.
Lily suspiró, como regañarlo si ella misma era muy curiosa.
—Bueno, no me preguntéis más —dijo con rudeza Hagrid—. Es un secreto.
Varios se rieron en la sala…
- Lo peor es que digas que es un secreto, ya que querrán saber más – decía entre risas Neville
—Pero Snape trató de robarlo.
Algunos miraron de nuevo a Snape el cual ya se estaba exasperando de que le culparan a él.
- Es una tontería, si el señor Snape es un profesor de Hogwarts es porque Albus de verdad confía en él – dijo McGonagall a lo que los otros profesores asintieron.
- Puede estar engañando a Dumbledore –
- Ted, razona un poco lo que estás diciendo – le decía Andrómeda como si fuera un niño
El padre de dora se dio cuenta que todos los de la sala lo miraban como si hubiese dicho algo inverosímil. Incluso Dumbledore lo miraba, mas divertido que otra cosa.
—Tonterías —repitió Hagrid—. Snape es un profesor de Hogwarts, nunca haría algo así.
—Entonces ¿por qué trató de matar a Harry? —gritó Hermione.
- A veces me dejaba llevar por lo que era obvio – murmuraba la chica.
Los acontecimientos de aquel día parecían haber cambiado su idea sobre Snape.
- Y los de ese día, y los de la semana siguiente, y los de los cursos futuros, la verdad es que siempre desconfiábamos de Snape –
- Y siempre tuvimos que tragarnos nuestras palabras, ya les dijimos que nada es lo que parece – dijo mirando a su padre y a sus padrinos.
Lo dicho por Ron y por Harry calmo los pensamientos de aquellos que se negaban rotundamente a que Snape haya engañado a Dumbledore.
—Yo conozco un maleficio cuando lo veo, Hagrid. Lo he leído todo sobre ellos. ¡Hay que mantener la vista fija y Snape ni pestañeaba, yo lo vi!
- También el contramaleficio necesita de ello señorita Granger -  le decía el profe de encantamientos.
- Si, eso lo averigüé después -
—Os digo que estáis equivocados —dijo ofuscado Hagrid—. No sé por qué la escoba de Harry reaccionó de esa manera... ¡Pero Snape no iba a tratar de matar a un alumno! Ahora, escuchadme los tres, os estáis metiendo en cosas que no os conciernen y eso es peligroso.
- Algo me dice que no lo van a escuchar y van a comenzar a investigar – decía Frank
- Pues Lily y yo somos muy curiosos, raro sería que Harry no fuera igual -
 Olvidaos de ese perro y olvidad lo que está vigilando. En eso sólo tienen un papel el profesor Dumbledore y Nicolás Flamel...
- Oh ya… lo que están resguardando es la piedra filosofal –
- Vaya, bastaba con ver el titulo del libro y no lo habías notado Black – MiniCanuto solo sonrió nervioso mientras varios negaban con la cabeza.
- Alastor, ¿en verdad Sirius se graduó de tu Academia de Aurores? – MiniCanuto y Sirius miraron mal a su sobrina.
- Me lo estoy considerando – dijo este para molestar al hermano mayor de los Black, que puso una mueca de circunstancia.
—¡Ah! —dijo Harry—. Entonces hay alguien llamado Nicolás Flamel que está involucrado en esto, ¿no?
Hagrid pareció enfurecerse consigo mismo.
- Y así Hagrid, es como alimentas la curiosidad Potter-Evans – dijo Remus
- No debí decir eso – se murmuraba el grandote
El trio sonrió, cuantas veces en ese año les dijo eso.
- ¿Quién leerá ahora? - Preguntaba Charlie – el capítulo se llama… -
- … yo leeré Charlie –
James sonrió con diversión - mira Harry, tu pelirroja va a leer – Ginny se sonrojo toda al igual que Harry, varios en la sala pensaron que era una broma.
- ¿Cómo…? – preguntaban la menor de los Weasley
- Mi... mi… ¿mi pelirroja? -
- Vamos hijo, se comen con la mirada cuando creen que nadie los ve – los hermanos Weasley padre y tíos gruñeron enfadados, porque si James no había avergonzado a su hijo en el desayuno era casi seguro que encontraría un momento para hacerlo - ¿O me vas a negar que son novios o algo por el estilo? –
Ginny que no se iba a dejar avergonzar por su futuro suegro se fue a sentar al lado de Harry el cual la abrazó.
- Somos novios – dijeron al mismo tiempo
- Bien, si a mi señor suegro no le importa empezaré a leer, el capitulo se llama… -

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No me siento muy contenta con este capítulo, pero es lo que resultó.

Feliz año 2018 y comenten con sinceridad que les pareció.

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