Disclaimer: Harry Potter no me pertenece así como sus
personajes. (Ya quisiera)
*** -Así termina el capitulo - dijo Remus -¿Quién leerá? - preguntó
*** -Así termina el capitulo - dijo Remus -¿Quién leerá? - preguntó
-Yo lo
haré - dijo Lily tomando el libro -Bien, el capitulo se llama "El
vidrio que se desvaneció"-. ***
Habían pasado aproximadamente diez años desde el día en que los Dursley se despertaron y encontraron a su sobrino en la puerta de entrada, pero Privet Drive no había cambiado en absoluto.
Comenzó a leer Lily
-Siempre igual. Los Dursley son tan monótonos- interrumpió Harry
-Que aburridos, no ven el lado divertido del cambio - dijeron los gemelos.
El sol se elevaba en los mismos jardincitos, iluminaba el número 4 de latón sobre la puerta de los Dursley y avanzaba en su salón, que era casi exactamente el mismo que aquél donde el señor Dursley había oído las ominosas noticias sobre las lechuzas, una noche de hacía diez años. Sólo las fotos de la repisa de la chimenea eran testimonio del tiempo que había pasado. Diez años antes, había una gran cantidad de retratos de lo que parecía una gran pelota rosada con gorros de diferentes colores,
-¿por qué fotografían a una pelota? - preguntó el Sr. Weasley pero Harry en lugar de contestar se empezó a reír
pero Dudley Dursley ya no era un niño pequeño, y en aquel momento las fotos mostraban a un chico grande y rubio montando su primera bicicleta, en un tiovivo en la feria, jugando con su padre en el ordenador, besado y abrazado por su madre...
- Jajajaja - se carcajeaban la mayoría de los presentes, entiéndase como bromistas
Habían pasado aproximadamente diez años desde el día en que los Dursley se despertaron y encontraron a su sobrino en la puerta de entrada, pero Privet Drive no había cambiado en absoluto.
Comenzó a leer Lily
-Siempre igual. Los Dursley son tan monótonos- interrumpió Harry
-Que aburridos, no ven el lado divertido del cambio - dijeron los gemelos.
El sol se elevaba en los mismos jardincitos, iluminaba el número 4 de latón sobre la puerta de los Dursley y avanzaba en su salón, que era casi exactamente el mismo que aquél donde el señor Dursley había oído las ominosas noticias sobre las lechuzas, una noche de hacía diez años. Sólo las fotos de la repisa de la chimenea eran testimonio del tiempo que había pasado. Diez años antes, había una gran cantidad de retratos de lo que parecía una gran pelota rosada con gorros de diferentes colores,
-¿por qué fotografían a una pelota? - preguntó el Sr. Weasley pero Harry en lugar de contestar se empezó a reír
pero Dudley Dursley ya no era un niño pequeño, y en aquel momento las fotos mostraban a un chico grande y rubio montando su primera bicicleta, en un tiovivo en la feria, jugando con su padre en el ordenador, besado y abrazado por su madre...
- Jajajaja - se carcajeaban la mayoría de los presentes, entiéndase como bromistas
- Seguro parecía un cerdo con peluca - decía entre risas James provocando una sonrisa de
Harry al recordar que el mismo pensaba eso cuando era niño. Después de que se
calmaran Lily prosiguió.
ofrecía señales de que allí viviera otro niño. Todos pusieron mala cara.
- Espero, por el bien de mi cuñada y su cerdo esposo que dejaran que te quedaras- dijo seriamente James.
Sin embargo, Harry Potter estaba todavía allí, durmiendo en aquel momento, aunque no por mucho tiempo. Su tía Petunia se había despertado y su voz chillona era el primer ruido del día.
-Qué bonita manera de despertar, si señor - dijo Canuto haciendo reír a varios, pero Harry no reía, estaba preocupado, iban a leer como había vivido con los Dursley, eso no le gustaba, la que se iba a armar.
—¡Arriba! ¡A levantarse! ¡Ahora! Harry se despertó con un sobresalto. Su tía llamó otra vez a la puerta. —¡Arriba! —chilló de nuevo.
-¡Cómo se atreve a levantar a mi ahijado así! - grito Sirius
-Cierto, apoyo a la versión vieja de mí- dijo Canuto haciendo un asentimiento con la cabeza.
-¡Oye! - le reclamó Sirius - no estoy viejo - y fulmino a su yo pasado con la mirada, todos rodaron los ojos.
- ¡Sirius déjame leer! - grito Lily
Harry oyó sus pasos en dirección a la cocina,
*¿la cocina esta cerca de las habitaciones?* se preguntaban la mayoría
y después el roce de la sartén contra el fogón.
-Harry debes tener buen oído si escuchas eso desde tu habitación - le dijo Hestia, pero Harry sólo sonrió.
El niño se dio la vuelta y trató de recordar el sueño que había tenido. Había sido bonito. Había una moto que volaba.
- Recuerda mi moto - dijo soñadoramente Sirius
Tenía la curiosa sensación de que había soñado lo mismo anteriormente. Su tía volvió a la puerta. —¿Ya estás levantado? —quiso saber. —Casi —respondió Harry —Bueno, date prisa, quiero que vigiles el beicon.
- ¿cocinar? ¡Pero si tiene aproximadamente 11 años! - grito Marlene
Y no te atrevas a dejar que se queme.
-¡Esa es tu responsabilidad Petunia! - dijo Lily
Quiero que todo sea perfecto el día del cumpleaños de Duddy. Harry gimió. —¿Qué has dicho? —gritó con ira desde el otro lado de la puerta.
-Pero si solo hizo un ligero sonido, ni siquiera dijo nada - Dijo Hannah - eso no cuenta como palabra - terminó la chica y Lily siguió leyendo
—Nada, nada... El cumpleaños de Dudley... ¿cómo había podido olvidarlo? Harry se levantó lentamente y comenzó a buscar sus calcetines. Encontró un par debajo de la cama y se los puso
-Que desordenado compañero - le dijo a Ron a Harry, este apenas y sonrió
después de sacar una araña de uno,
Ron se estremeció. -¿qué pasa Ron, le temes a las arañas? - le pregunto Harry con sorna
Harry estaba acostumbrado a las arañas...
Lily dejo de leer, aventó el libro al suelo y se puso a caminar por toda la sala murmurando cosas inentendibles, nadie entendía su reacción hasta que James tomo el libro y leyó:
porque la alacena que había debajo de las escaleras estaba llena de ellas, y allí era donde dormía.
-¡QUE QUE!- gritaron los Gemelos Weasley, Hermione, Ron, Ginny y los merodeadores.
- ¡Cómo se atreven a dejar a mi hijo durmiendo en una alacena! - gritaba Lily. James solo murmuraba cosas como torturar, matar, sacar uñas, cruciatus, mientras que Canuto y Lunático se preguntaban: ¿donde estaban ellos?
En lo que eso pasaba Sirius interrogaba a Harry: - ¡Se puede saber porque nunca dijiste nada! - Harry se sorprendió de que le gritara pero se negaba a contestar hasta que todos se calmaran. Pasados unos minutos dijo: - Cuando entraba Hogwarts me olvidaba de mi vida con los Dursley, simplemente me dedicaba a disfrutar mis 10 meses de magia sin pensar en ellos, no valían la pena hablar de ellos - eso los calmo e hizo que Lily siguiera con la lectura
Cuando estuvo vestido salió al recibidor y entró en la cocina. La mesa estaba casi cubierta por los regalos de cumpleaños de Dudley. Parecía que éste había conseguido el ordenador nuevo que quería, por no mencionar el segundo televisor y la bicicleta de carreras.
- Están echando a perder a su hijo, malcriándolo de esa manera - dijo Alice
La razón exacta por la que Dudley podía querer una bicicleta era un misterio para Harry, ya que Dudley estaba muy gordo y aborrecía el ejercicio, excepto si conllevaba pegar a alguien, por supuesto.
- ¡Brabucón! - exclamó James
ofrecía señales de que allí viviera otro niño. Todos pusieron mala cara.
- Espero, por el bien de mi cuñada y su cerdo esposo que dejaran que te quedaras- dijo seriamente James.
Sin embargo, Harry Potter estaba todavía allí, durmiendo en aquel momento, aunque no por mucho tiempo. Su tía Petunia se había despertado y su voz chillona era el primer ruido del día.
-Qué bonita manera de despertar, si señor - dijo Canuto haciendo reír a varios, pero Harry no reía, estaba preocupado, iban a leer como había vivido con los Dursley, eso no le gustaba, la que se iba a armar.
—¡Arriba! ¡A levantarse! ¡Ahora! Harry se despertó con un sobresalto. Su tía llamó otra vez a la puerta. —¡Arriba! —chilló de nuevo.
-¡Cómo se atreve a levantar a mi ahijado así! - grito Sirius
-Cierto, apoyo a la versión vieja de mí- dijo Canuto haciendo un asentimiento con la cabeza.
-¡Oye! - le reclamó Sirius - no estoy viejo - y fulmino a su yo pasado con la mirada, todos rodaron los ojos.
- ¡Sirius déjame leer! - grito Lily
Harry oyó sus pasos en dirección a la cocina,
*¿la cocina esta cerca de las habitaciones?* se preguntaban la mayoría
y después el roce de la sartén contra el fogón.
-Harry debes tener buen oído si escuchas eso desde tu habitación - le dijo Hestia, pero Harry sólo sonrió.
El niño se dio la vuelta y trató de recordar el sueño que había tenido. Había sido bonito. Había una moto que volaba.
- Recuerda mi moto - dijo soñadoramente Sirius
Tenía la curiosa sensación de que había soñado lo mismo anteriormente. Su tía volvió a la puerta. —¿Ya estás levantado? —quiso saber. —Casi —respondió Harry —Bueno, date prisa, quiero que vigiles el beicon.
- ¿cocinar? ¡Pero si tiene aproximadamente 11 años! - grito Marlene
Y no te atrevas a dejar que se queme.
-¡Esa es tu responsabilidad Petunia! - dijo Lily
Quiero que todo sea perfecto el día del cumpleaños de Duddy. Harry gimió. —¿Qué has dicho? —gritó con ira desde el otro lado de la puerta.
-Pero si solo hizo un ligero sonido, ni siquiera dijo nada - Dijo Hannah - eso no cuenta como palabra - terminó la chica y Lily siguió leyendo
—Nada, nada... El cumpleaños de Dudley... ¿cómo había podido olvidarlo? Harry se levantó lentamente y comenzó a buscar sus calcetines. Encontró un par debajo de la cama y se los puso
-Que desordenado compañero - le dijo a Ron a Harry, este apenas y sonrió
después de sacar una araña de uno,
Ron se estremeció. -¿qué pasa Ron, le temes a las arañas? - le pregunto Harry con sorna
Harry estaba acostumbrado a las arañas...
Lily dejo de leer, aventó el libro al suelo y se puso a caminar por toda la sala murmurando cosas inentendibles, nadie entendía su reacción hasta que James tomo el libro y leyó:
porque la alacena que había debajo de las escaleras estaba llena de ellas, y allí era donde dormía.
-¡QUE QUE!- gritaron los Gemelos Weasley, Hermione, Ron, Ginny y los merodeadores.
- ¡Cómo se atreven a dejar a mi hijo durmiendo en una alacena! - gritaba Lily. James solo murmuraba cosas como torturar, matar, sacar uñas, cruciatus, mientras que Canuto y Lunático se preguntaban: ¿donde estaban ellos?
En lo que eso pasaba Sirius interrogaba a Harry: - ¡Se puede saber porque nunca dijiste nada! - Harry se sorprendió de que le gritara pero se negaba a contestar hasta que todos se calmaran. Pasados unos minutos dijo: - Cuando entraba Hogwarts me olvidaba de mi vida con los Dursley, simplemente me dedicaba a disfrutar mis 10 meses de magia sin pensar en ellos, no valían la pena hablar de ellos - eso los calmo e hizo que Lily siguiera con la lectura
Cuando estuvo vestido salió al recibidor y entró en la cocina. La mesa estaba casi cubierta por los regalos de cumpleaños de Dudley. Parecía que éste había conseguido el ordenador nuevo que quería, por no mencionar el segundo televisor y la bicicleta de carreras.
- Están echando a perder a su hijo, malcriándolo de esa manera - dijo Alice
La razón exacta por la que Dudley podía querer una bicicleta era un misterio para Harry, ya que Dudley estaba muy gordo y aborrecía el ejercicio, excepto si conllevaba pegar a alguien, por supuesto.
- ¡Brabucón! - exclamó James
- Miren quien fue a hablar - le rebatió con odio Snape
- ¡Cállate Quejicus! - se defendió James
- ¡Cállense los dos y dejen de pelar!
- les reprendió Lily
El saco de boxeo favorito de Dudley era Harry, pero no podía atraparlo muy a menudo. Aunque no lo parecía, Harry era muy rápido.
Los del futuro sonrieron ya que en efecto Harry era muy rápido, y en cuanto a cierto deporte mágico mucho más.
Tal vez tenía algo que ver con eso de vivir en una oscura alacena, pero Harry había sido siempre flaco y muy bajo para su edad.
-Son los genes Potter hijo - le explico James a Harry
El saco de boxeo favorito de Dudley era Harry, pero no podía atraparlo muy a menudo. Aunque no lo parecía, Harry era muy rápido.
Los del futuro sonrieron ya que en efecto Harry era muy rápido, y en cuanto a cierto deporte mágico mucho más.
Tal vez tenía algo que ver con eso de vivir en una oscura alacena, pero Harry había sido siempre flaco y muy bajo para su edad.
-Son los genes Potter hijo - le explico James a Harry
- Si lo sé
papá - le respondió con una sonrisa ¿cuántas
veces había soñado con sus padres diciéndole "hijo" y aunque eran de
la misma edad a él le gustaba decirle papá ya que nunca lo había hecho.
Además, parecía más pequeño y enjuto de lo que realmente era, porque toda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dudley, y su primo era cuatro veces más grande que él.
- ¡Ni siquiera te compraban ropa! - grito Hermione
Harry tenía un rostro delgado, rodillas huesudas, pelo negro
Además, parecía más pequeño y enjuto de lo que realmente era, porque toda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dudley, y su primo era cuatro veces más grande que él.
- ¡Ni siquiera te compraban ropa! - grito Hermione
Harry tenía un rostro delgado, rodillas huesudas, pelo negro
- ¡Potter! - gritaron en la sala y ojos de color verde
brillante.
- ¡Evans! - volvieron a gritar
llevaba gafas redondas
-¡Oh James! le heredaste la ceguera- se lamentó Lily
siempre pegadas con cinta adhesiva, consecuencia de todas las veces que Dudley le había pegado en la nariz.
- Me gustaría aplicarle un Locomotor Mortis a tu primo, Harry - le dijo Neville y Harry recordando su primer año le respondió - a mi también Neville, a mi también - dijo mirando a Draco, el por su parte estaba preocupado por todas las cosas que había hecho para fastidiar al trió dorado.
La única cosa que a Harry le gustaba de su apariencia era aquella pequeña cicatriz en la frente, con la forma de un relámpago.
Los de su tiempo lo miraron como si estuviera abrazando a Voldemort. Harry hizo una mueca seña de que comenzaba a impacientarse y sus amigos retiraron la mirada, no querían que se molestara.
La tenía desde que podía acordarse, y lo primero que recordaba haber preguntado a su tía Petunia era cómo se la había hecho. —En el accidente de coche donde tus padres murieron —había dicho—.
-¡Eso es una blasfemia! - gritó Hagrid
Y no hagas preguntas. «No hagas preguntas»: ésa era la primera regla que se debía observar si se quería vivir una vida tranquila con los Dursley.
- No le pueden prohibir que haga preguntas, son su padres, obviamente que querría saber acerca de ellos - Murmuro Regulus sorprendiendo a Canuto y a Sirius, pero no a Harry, él sabía que Regulus estaba a punto de ir por el guardapelo cuando fue llamado a Hogwarts, esperaba que su padrino no fuera tan cabezota y escuchara a su hermano.
Tío Vernon entró a la cocina cuando Harry estaba dando la vuelta al tocino. —¡Péinate! —bramó como saludo matinal.
-¡No puede mandar a peinar a un Potter! - exclamó McGonagall - estuve intentando por 7 años que James Potter se peinara y nunca lo logre, es sencillamente imposible -
Una vez por semana, tío Vernon miraba por encima de su periódico y gritaba que Harry necesitaba un corte de pelo. A Harry le habían cortado más veces el pelo que al resto de los niños de su clase todos juntos... James se toco su cabello horrorizado. pero no servía para nada, pues su pelo seguía creciendo de aquella manera, por todos lados. Harry estaba friendo los huevos cuando Dudley llegó a la cocina con su madre.
-¡HARRY SE PUDO HABER QUEMADO MUGGLES IDIOTAS!- explotó Ginny
llevaba gafas redondas
-¡Oh James! le heredaste la ceguera- se lamentó Lily
siempre pegadas con cinta adhesiva, consecuencia de todas las veces que Dudley le había pegado en la nariz.
- Me gustaría aplicarle un Locomotor Mortis a tu primo, Harry - le dijo Neville y Harry recordando su primer año le respondió - a mi también Neville, a mi también - dijo mirando a Draco, el por su parte estaba preocupado por todas las cosas que había hecho para fastidiar al trió dorado.
La única cosa que a Harry le gustaba de su apariencia era aquella pequeña cicatriz en la frente, con la forma de un relámpago.
Los de su tiempo lo miraron como si estuviera abrazando a Voldemort. Harry hizo una mueca seña de que comenzaba a impacientarse y sus amigos retiraron la mirada, no querían que se molestara.
La tenía desde que podía acordarse, y lo primero que recordaba haber preguntado a su tía Petunia era cómo se la había hecho. —En el accidente de coche donde tus padres murieron —había dicho—.
-¡Eso es una blasfemia! - gritó Hagrid
Y no hagas preguntas. «No hagas preguntas»: ésa era la primera regla que se debía observar si se quería vivir una vida tranquila con los Dursley.
- No le pueden prohibir que haga preguntas, son su padres, obviamente que querría saber acerca de ellos - Murmuro Regulus sorprendiendo a Canuto y a Sirius, pero no a Harry, él sabía que Regulus estaba a punto de ir por el guardapelo cuando fue llamado a Hogwarts, esperaba que su padrino no fuera tan cabezota y escuchara a su hermano.
Tío Vernon entró a la cocina cuando Harry estaba dando la vuelta al tocino. —¡Péinate! —bramó como saludo matinal.
-¡No puede mandar a peinar a un Potter! - exclamó McGonagall - estuve intentando por 7 años que James Potter se peinara y nunca lo logre, es sencillamente imposible -
Una vez por semana, tío Vernon miraba por encima de su periódico y gritaba que Harry necesitaba un corte de pelo. A Harry le habían cortado más veces el pelo que al resto de los niños de su clase todos juntos... James se toco su cabello horrorizado. pero no servía para nada, pues su pelo seguía creciendo de aquella manera, por todos lados. Harry estaba friendo los huevos cuando Dudley llegó a la cocina con su madre.
-¡HARRY SE PUDO HABER QUEMADO MUGGLES IDIOTAS!- explotó Ginny
-Tranquila Ginny - intentó calmarla Harry pero esta ni lo escuchó
Dudley se parecía mucho a tío Vernon. Tenía una cara grande y rosada, poco cuello, ojos pequeños de un tono azul acuoso, y abundante pelo rubio que cubría su cabeza gorda.
- Pobre niño - se lamentó Luna
Tía Petunia decía a menudo que Dudley parecía un angelito. Harry decía a menudo que Dudley parecía un cerdo con peluca.
James sonrió ya que era lo que el había pensado al inicio del capítulo. Todos en la sala reían y los bromistas elogiaban a Harry por su sentido del humor.
Harry puso sobre la mesa los platos con huevos y beicon, lo que era difícil porque había poco espacio. Entretanto, Dudley contaba sus regalos. Su cara se ensombreció. —Treinta y seis —dijo, mirando a su madre y a su padre—. Dos menos que el año pasado.
-¡tregnta y seig! Y todagvia ge quega niño mimagdo - se sorprendió Fleur
Dudley se parecía mucho a tío Vernon. Tenía una cara grande y rosada, poco cuello, ojos pequeños de un tono azul acuoso, y abundante pelo rubio que cubría su cabeza gorda.
- Pobre niño - se lamentó Luna
Tía Petunia decía a menudo que Dudley parecía un angelito. Harry decía a menudo que Dudley parecía un cerdo con peluca.
James sonrió ya que era lo que el había pensado al inicio del capítulo. Todos en la sala reían y los bromistas elogiaban a Harry por su sentido del humor.
Harry puso sobre la mesa los platos con huevos y beicon, lo que era difícil porque había poco espacio. Entretanto, Dudley contaba sus regalos. Su cara se ensombreció. —Treinta y seis —dijo, mirando a su madre y a su padre—. Dos menos que el año pasado.
-¡tregnta y seig! Y todagvia ge quega niño mimagdo - se sorprendió Fleur
- Están malcriando a su hijo, ¿no se dan cuenta que
eso le hace mal? - preguntó Alice a nadie en general
—Querido, no has contado el regalo de tía Marge.
-¡Marge! Es mujer es desagradable. - dijo Lily
—Querido, no has contado el regalo de tía Marge.
-¡Marge! Es mujer es desagradable. - dijo Lily
-¿la conoces? - le preguntó Harry a su mamá.
- ¡Es peor que Vernon! - le respondió.
Mira, está debajo de este grande de mamá y papá. —Muy bien, treinta y siete entonces —dijo Dudley, poniéndose rojo. Harry; que podía ver venir un gran berrinche de Dudley, comenzó a comerse el beicon lo más rápido posible, por si volcaba la mesa. Tía Petunia también sintió el peligro, porque dijo rápidamente: —Y vamos a comprarte dos regalos más cuando salgamos hoy. ¿Qué te parece, pichoncito?
-¿pichoncito? - alguien repitió el sobrenombre y comenzaron a reír pero se tuvieron que callar ya que Lily continuo leyendo
Dos regalos más. ¿Está todo bien? Dudley pensó durante un momento. Parecía un trabajo difícil para él. Por último, dijo lentamente. —Entonces tendré treinta y.. treinta y.. —Treinta y nueve, dulzura —dijo tía Petunia.
-¡Por Dios! no sabe contar- exclamó horrorizada Hermione
—Oh —Dudley se dejó caer pesadamente en su silla y cogió el regalo más cercano—. Entonces está bien. Tío Vernon rió entre dientes. —El pequeño tunante quiere que le den lo que vale, igual que su padre. ¡Bravo, Dudley!
-Ya veremos en lo que se convierte su hijo si le sigue aplaudiendo ese comportamiento - murmuro Andrómeda
—dijo, y revolvió el pelo de su hijo. En aquel momento sonó el teléfono y tía Petunia fue a cogerlo, mientras Harry y tío Vernon miraban a Dudley, que estaba desembalando la bicicleta de carreras, la filmadora, el avión con control remoto, dieciséis juegos nuevos para el ordenador y un vídeo.
Lucius y Narcissa no entendían nada de lo que se leía
Estaba rompiendo el envoltorio de un reloj de oro, cuando tía Petunia volvió, enfadada y preocupada ala vez. —Malas noticias, Vernon —dijo—. La señora Figg se ha fracturado una pierna. No puede cuidarlo. —Volvió la cabeza en dirección a Harry.
-Tiene un nombre muy hermoso que es Harry, sólo son cinco letritas, ¡que te cuesta nombrarlo Petunia! - gritó con ira Lily para luego seguir leyendo
La boca de Dudley se abrió con horror, pero el corazón de Harry dio un salto. Cada año, el día del cumpleaños de Dudley, sus padres lo llevaban con un amigo a pasar el día a un parque de atracciones, a comer hamburguesas o al cine.
-Y lamento supone que no te llevaban ¿cierto? - le preguntó Lunático a Harry y este le dijo: -para que te contesto si sabes la respuesta- tanto a Lunático como a Remus les dieron ganas de visitar a lo Dursley en Luna Llena
Cada año, Harry se quedaba con la señora Figg, una anciana loca que vivía a dos manzanas.
-¡Harry, no seas grosero!- reprendió Lily a su hijo
Harry no podía soportar ir allí. Toda la casa olía a repollo y la señora Figg le hacía mirar las fotos de todos los gatos que había tenido. —¿Y ahora qué hacemos? —preguntó tía Petunia, mirando con ira a Harry como si él lo hubiera planeado todo. Harry sabía que debería sentir pena por la pierna de la señora Figg, pero no era fácil cuando recordaba que pasaría un año antes de tener que ver otra vez a Tibbles, Snowy, el Señor Paws o Tufty.
-¿Ah? - exlamaro los de la sala.
Mira, está debajo de este grande de mamá y papá. —Muy bien, treinta y siete entonces —dijo Dudley, poniéndose rojo. Harry; que podía ver venir un gran berrinche de Dudley, comenzó a comerse el beicon lo más rápido posible, por si volcaba la mesa. Tía Petunia también sintió el peligro, porque dijo rápidamente: —Y vamos a comprarte dos regalos más cuando salgamos hoy. ¿Qué te parece, pichoncito?
-¿pichoncito? - alguien repitió el sobrenombre y comenzaron a reír pero se tuvieron que callar ya que Lily continuo leyendo
Dos regalos más. ¿Está todo bien? Dudley pensó durante un momento. Parecía un trabajo difícil para él. Por último, dijo lentamente. —Entonces tendré treinta y.. treinta y.. —Treinta y nueve, dulzura —dijo tía Petunia.
-¡Por Dios! no sabe contar- exclamó horrorizada Hermione
—Oh —Dudley se dejó caer pesadamente en su silla y cogió el regalo más cercano—. Entonces está bien. Tío Vernon rió entre dientes. —El pequeño tunante quiere que le den lo que vale, igual que su padre. ¡Bravo, Dudley!
-Ya veremos en lo que se convierte su hijo si le sigue aplaudiendo ese comportamiento - murmuro Andrómeda
—dijo, y revolvió el pelo de su hijo. En aquel momento sonó el teléfono y tía Petunia fue a cogerlo, mientras Harry y tío Vernon miraban a Dudley, que estaba desembalando la bicicleta de carreras, la filmadora, el avión con control remoto, dieciséis juegos nuevos para el ordenador y un vídeo.
Lucius y Narcissa no entendían nada de lo que se leía
Estaba rompiendo el envoltorio de un reloj de oro, cuando tía Petunia volvió, enfadada y preocupada ala vez. —Malas noticias, Vernon —dijo—. La señora Figg se ha fracturado una pierna. No puede cuidarlo. —Volvió la cabeza en dirección a Harry.
-Tiene un nombre muy hermoso que es Harry, sólo son cinco letritas, ¡que te cuesta nombrarlo Petunia! - gritó con ira Lily para luego seguir leyendo
La boca de Dudley se abrió con horror, pero el corazón de Harry dio un salto. Cada año, el día del cumpleaños de Dudley, sus padres lo llevaban con un amigo a pasar el día a un parque de atracciones, a comer hamburguesas o al cine.
-Y lamento supone que no te llevaban ¿cierto? - le preguntó Lunático a Harry y este le dijo: -para que te contesto si sabes la respuesta- tanto a Lunático como a Remus les dieron ganas de visitar a lo Dursley en Luna Llena
Cada año, Harry se quedaba con la señora Figg, una anciana loca que vivía a dos manzanas.
-¡Harry, no seas grosero!- reprendió Lily a su hijo
Harry no podía soportar ir allí. Toda la casa olía a repollo y la señora Figg le hacía mirar las fotos de todos los gatos que había tenido. —¿Y ahora qué hacemos? —preguntó tía Petunia, mirando con ira a Harry como si él lo hubiera planeado todo. Harry sabía que debería sentir pena por la pierna de la señora Figg, pero no era fácil cuando recordaba que pasaría un año antes de tener que ver otra vez a Tibbles, Snowy, el Señor Paws o Tufty.
-¿Ah? - exlamaro los de la sala.
- Son los nombres de los gatos - les respondió Harry
—Podemos llamar a Marge —sugirió tío Vernon.
-¡No se atrevan a dejarlo con ella!- gritó Lily
- Hubiera sido entretenido, ¿creen que con 11 años Harry la hubiera podido inf...-
-¡Cállate Ronald!- lo silenció Hermione antes de que metiera la pata, los del pasado no entendieron nada.
—No seas tonto, Vernon, ella no aguanta al chico. Los Dursley hablaban a menudo sobre Harry de aquella manera, como si no estuviera allí, o más bien como si pensaran que era tan tonto que no podía entenderlos, algo así como un gusano.
-Tontos serán ellos - decía James - Si saco la mente de su madre nunca será un tonto - elogio a Lily.
—¿Y qué me dices de... tu amiga... cómo se llama... Yvonne? —Está de vacaciones en Mallorca —respondió enfadada tía Petunia. —Podéis dejarme aquí —sugirió esperanzado Harry. Podría ver lo que quisiera en la televisión, para variar, y tal vez incluso hasta jugaría con el ordenador de Dudley...
-Un excelente panorama - decía Dorcas mientras Regulus la observaba discretamente.
Tía Petunia lo miró como si se hubiera tragado un limón. —¿Y volver y encontrar la casa en ruinas? —rezongó.
-¡El no va a quemar la casa!- Gritaron al mismo tiempo James y Lily. Harry sonrió
—No voy a quemar la casa —dijo Harry, pero no le escucharon. —Supongo que podemos llevarlo al zoológico —dijo en voz baja tía Petunia—... y dejarlo en el coche...
-¡Es un niño, no un perro! - bramó Molly. Tanto Sirius como Canuto gruñían ante la expresión divertida de sus amigos.
—El coche es nuevo, no se quedará allí solo... Dudley comenzó a llorar a gritos. En realidad no lloraba, hacía años que no lloraba de verdad, pero sabía que, si retorcía la cara y gritaba, su madre le daría cualquier cosa que quisiera. —Mi pequeñito Dudley no llores, mamá no dejará que él te estropee tu día especial —exclamó, abrazándolo. —¡Yo... no... quiero... que... él venga! —exclamó Dudley entre fingidos sollozos—. ¡Siempre lo estropea todo! —Le hizo una mueca burlona a Harry, desde los brazos de su madre.
-Egso egs cguel- dijo en un susurro Fleur
Justo entonces, sonó el timbre de la puerta. —¡Oh, Dios, ya están aquí! —dijo tía Petunia en tono desesperado y, un momento más tarde, el mejor amigo de Dudley, Piers Polkiss, entró con su madre. Piers era un chico flacucho con cara de rata.
-¿Por qué no trajeron a Colagusano? - preguntó James a los del futuro.
-Lo sabrás después papá. Y no te gustará - le dijo Harry con una mueca de desprecio
Era el que, habitualmente, sujetaba los brazos de los chicos detrás de la espalda mientras Dudley les pegaba. Dudley suspendió su fingido llanto de inmediato. Media hora más tarde, Harry, que no podía creer en su suerte, estaba sentado en la parte de atrás del coche de los Dursley, junto con Piers y Dudley, camino del zoológico por primera vez en su vida.
- Pues nosotros te llevaremos al zoo todos los días que quieras - afirmaba James.
- James, ¡no vas a consentir a mi hijo! - le regaño Lily. James le hizo un puchero a su esposa ante la expresión enternecida de Harry - oh está bien, pero solo un poco - cedió Lily. James levanto los pulgares en dirección a Harry y este solo sonrió por las ocurrencias de su padre.
A sus tíos no se les había ocurrido una idea mejor, pero antes de salir tío Vernon se llevó aparte a Harry. —Te lo advierto —dijo, acercando su rostro grande y rojo al de Harry—. Te estoy avisando ahora, chico: cualquier cosa rara, lo que sea, y te quedarás en la alacena hasta la Navidad.
- ¡Hasta navidad! pero si el cumple en Junio - decía James, creía recordar que había nacido un mes antes que Harry, que en ese momento dormía en una pequeña cuna al lado de ellos.
—No voy a hacer nada —dijo Harry—. De verdad... Pero tío Vernon no le creía. Nadie lo hacía. El problema era que, a menudo, ocurrían cosas extrañas cerca de Harry y no conseguía nada con decir a los Dursley que él no las causaba.
- Petunia sabe que es magia accidental - decía con dolor Lily, no podía creer que su hermana tratara así a su hijo
En una ocasión, tía Petunia, cansada de que Harry volviera de la peluquería como si no hubiera ido, cogió unas tijeras de la cocina y le cortó el pelo casi al rape,
James se horrorizó
... exceptuando el flequillo, que le dejó «para ocultar la horrible cicatriz». Dudley se rió como un tonto, burlándose de Harry, que pasó la noche sin dormir imaginando lo que pasaría en el colegio al día siguiente, donde ya se reían de su ropa holgada y sus gafas remendadas.
-Malditos - murmuro Ron, él sabía que su amigo no vivía bien con sus tíos pero no imagino que antes de conocer fuera así de horrible la historia.
Sin embargo, a la mañana siguiente, descubrió al levantarse que su pelo estaba exactamente igual que antes de que su tía lo cortara. Como castigo, lo encerraron en la alacena durante una semana, aunque intentó decirles que no podía explicar cómo le había crecido tan deprisa el pelo. Otra vez, tía Petunia había tratado de meterlo dentro de un repugnante jersey viejo de Dudley (marrón, con manchas anaranjadas).
-Siempre original Harry - dijo Luna, Harry le sonrío, adoraba la manera de ver las cosas de su rubia amiga.
Cuanto más intentaba pasárselo por la cabeza, más pequeña se volvía la prenda, hasta que finalmente le habría sentado como un guante a una muñeca, pero no a Harry. Tía Petunia creyó que debía de haberse encogido al lavarlo y, para su gran alivio, Harry no fue castigado.
-Nunca te tuvo que haber castigado en primer lugar - dijo Ginny enojada, no le gustaba que trataran a su novio así.
Por otra parte, había tenido un problema terrible cuando lo encontraron en el techo de la cocina del colegio. El grupo de Dudley lo perseguía como de costumbre cuando, tanto para sorpresa de Harry como de los demás, se encontró sentado en la chimenea. Los Dursley recibieron una carta amenazadora de la directora del colegio, diciéndoles que Harry andaba trepando por los techos del colegio. Pero lo único que trataba de hacer (como le gritó a tío Vernon a través de la puerta cerrada de la alacena) fue saltar los grandes cubos que estaban detrás de la puerta de la cocina.
-¿Voló? - preguntó Frank.
—Podemos llamar a Marge —sugirió tío Vernon.
-¡No se atrevan a dejarlo con ella!- gritó Lily
- Hubiera sido entretenido, ¿creen que con 11 años Harry la hubiera podido inf...-
-¡Cállate Ronald!- lo silenció Hermione antes de que metiera la pata, los del pasado no entendieron nada.
—No seas tonto, Vernon, ella no aguanta al chico. Los Dursley hablaban a menudo sobre Harry de aquella manera, como si no estuviera allí, o más bien como si pensaran que era tan tonto que no podía entenderlos, algo así como un gusano.
-Tontos serán ellos - decía James - Si saco la mente de su madre nunca será un tonto - elogio a Lily.
—¿Y qué me dices de... tu amiga... cómo se llama... Yvonne? —Está de vacaciones en Mallorca —respondió enfadada tía Petunia. —Podéis dejarme aquí —sugirió esperanzado Harry. Podría ver lo que quisiera en la televisión, para variar, y tal vez incluso hasta jugaría con el ordenador de Dudley...
-Un excelente panorama - decía Dorcas mientras Regulus la observaba discretamente.
Tía Petunia lo miró como si se hubiera tragado un limón. —¿Y volver y encontrar la casa en ruinas? —rezongó.
-¡El no va a quemar la casa!- Gritaron al mismo tiempo James y Lily. Harry sonrió
—No voy a quemar la casa —dijo Harry, pero no le escucharon. —Supongo que podemos llevarlo al zoológico —dijo en voz baja tía Petunia—... y dejarlo en el coche...
-¡Es un niño, no un perro! - bramó Molly. Tanto Sirius como Canuto gruñían ante la expresión divertida de sus amigos.
—El coche es nuevo, no se quedará allí solo... Dudley comenzó a llorar a gritos. En realidad no lloraba, hacía años que no lloraba de verdad, pero sabía que, si retorcía la cara y gritaba, su madre le daría cualquier cosa que quisiera. —Mi pequeñito Dudley no llores, mamá no dejará que él te estropee tu día especial —exclamó, abrazándolo. —¡Yo... no... quiero... que... él venga! —exclamó Dudley entre fingidos sollozos—. ¡Siempre lo estropea todo! —Le hizo una mueca burlona a Harry, desde los brazos de su madre.
-Egso egs cguel- dijo en un susurro Fleur
Justo entonces, sonó el timbre de la puerta. —¡Oh, Dios, ya están aquí! —dijo tía Petunia en tono desesperado y, un momento más tarde, el mejor amigo de Dudley, Piers Polkiss, entró con su madre. Piers era un chico flacucho con cara de rata.
-¿Por qué no trajeron a Colagusano? - preguntó James a los del futuro.
-Lo sabrás después papá. Y no te gustará - le dijo Harry con una mueca de desprecio
Era el que, habitualmente, sujetaba los brazos de los chicos detrás de la espalda mientras Dudley les pegaba. Dudley suspendió su fingido llanto de inmediato. Media hora más tarde, Harry, que no podía creer en su suerte, estaba sentado en la parte de atrás del coche de los Dursley, junto con Piers y Dudley, camino del zoológico por primera vez en su vida.
- Pues nosotros te llevaremos al zoo todos los días que quieras - afirmaba James.
- James, ¡no vas a consentir a mi hijo! - le regaño Lily. James le hizo un puchero a su esposa ante la expresión enternecida de Harry - oh está bien, pero solo un poco - cedió Lily. James levanto los pulgares en dirección a Harry y este solo sonrió por las ocurrencias de su padre.
A sus tíos no se les había ocurrido una idea mejor, pero antes de salir tío Vernon se llevó aparte a Harry. —Te lo advierto —dijo, acercando su rostro grande y rojo al de Harry—. Te estoy avisando ahora, chico: cualquier cosa rara, lo que sea, y te quedarás en la alacena hasta la Navidad.
- ¡Hasta navidad! pero si el cumple en Junio - decía James, creía recordar que había nacido un mes antes que Harry, que en ese momento dormía en una pequeña cuna al lado de ellos.
—No voy a hacer nada —dijo Harry—. De verdad... Pero tío Vernon no le creía. Nadie lo hacía. El problema era que, a menudo, ocurrían cosas extrañas cerca de Harry y no conseguía nada con decir a los Dursley que él no las causaba.
- Petunia sabe que es magia accidental - decía con dolor Lily, no podía creer que su hermana tratara así a su hijo
En una ocasión, tía Petunia, cansada de que Harry volviera de la peluquería como si no hubiera ido, cogió unas tijeras de la cocina y le cortó el pelo casi al rape,
James se horrorizó
... exceptuando el flequillo, que le dejó «para ocultar la horrible cicatriz». Dudley se rió como un tonto, burlándose de Harry, que pasó la noche sin dormir imaginando lo que pasaría en el colegio al día siguiente, donde ya se reían de su ropa holgada y sus gafas remendadas.
-Malditos - murmuro Ron, él sabía que su amigo no vivía bien con sus tíos pero no imagino que antes de conocer fuera así de horrible la historia.
Sin embargo, a la mañana siguiente, descubrió al levantarse que su pelo estaba exactamente igual que antes de que su tía lo cortara. Como castigo, lo encerraron en la alacena durante una semana, aunque intentó decirles que no podía explicar cómo le había crecido tan deprisa el pelo. Otra vez, tía Petunia había tratado de meterlo dentro de un repugnante jersey viejo de Dudley (marrón, con manchas anaranjadas).
-Siempre original Harry - dijo Luna, Harry le sonrío, adoraba la manera de ver las cosas de su rubia amiga.
Cuanto más intentaba pasárselo por la cabeza, más pequeña se volvía la prenda, hasta que finalmente le habría sentado como un guante a una muñeca, pero no a Harry. Tía Petunia creyó que debía de haberse encogido al lavarlo y, para su gran alivio, Harry no fue castigado.
-Nunca te tuvo que haber castigado en primer lugar - dijo Ginny enojada, no le gustaba que trataran a su novio así.
Por otra parte, había tenido un problema terrible cuando lo encontraron en el techo de la cocina del colegio. El grupo de Dudley lo perseguía como de costumbre cuando, tanto para sorpresa de Harry como de los demás, se encontró sentado en la chimenea. Los Dursley recibieron una carta amenazadora de la directora del colegio, diciéndoles que Harry andaba trepando por los techos del colegio. Pero lo único que trataba de hacer (como le gritó a tío Vernon a través de la puerta cerrada de la alacena) fue saltar los grandes cubos que estaban detrás de la puerta de la cocina.
-¿Voló? - preguntó Frank.
-De hecho yo creo que me aparecí, ya
que solo pensaba en escapar de la pandilla de mi primo- le respondió Harry al
papá de su amigo
-Pero eso es magia muy poderos para ser accidental - decía Moody
-Harry no es un mago cualquiera- dijo Remus pensando en el Patronus corpóreo que hizo Harry al final de su tercer año y los padres de este se enorgullecieron de su hijo. Harry se ruborizaba.
Harry suponía que el viento lo había levantado en medio de su salto. Pero aquel día nada iba a salir mal. Incluso estaba bien pasar el día con Dudley y Piers si eso significaba no tener que estar en el colegio, en su alacena, o en el salón de la señora Figg, con su olor a repollo. Mientras conducía, tío Vernon se quejaba a tía Petunia. Le gustaba quejarse de muchas cosas. Harry, el ayuntamiento, Harry, el banco y Harry eran algunos de sus temas favoritos. Aquella mañana le tocó a los motoristas.
-¡Que tiene en contra de mi ahijado y de las motos! -exclamó Canuto
-Pero eso es magia muy poderos para ser accidental - decía Moody
-Harry no es un mago cualquiera- dijo Remus pensando en el Patronus corpóreo que hizo Harry al final de su tercer año y los padres de este se enorgullecieron de su hijo. Harry se ruborizaba.
Harry suponía que el viento lo había levantado en medio de su salto. Pero aquel día nada iba a salir mal. Incluso estaba bien pasar el día con Dudley y Piers si eso significaba no tener que estar en el colegio, en su alacena, o en el salón de la señora Figg, con su olor a repollo. Mientras conducía, tío Vernon se quejaba a tía Petunia. Le gustaba quejarse de muchas cosas. Harry, el ayuntamiento, Harry, el banco y Harry eran algunos de sus temas favoritos. Aquella mañana le tocó a los motoristas.
-¡Que tiene en contra de mi ahijado y de las motos! -exclamó Canuto
-Gracias padrino, me agrada saber que
estoy antes que las motos -
le dijo Harry mientras todos se burlaban de MiniSirius
—... haciendo ruido como locos esos gamberros —dijo, mientras una moto los adelantaba. —Tuve un sueño sobre una moto —dijo Harry recordando de pronto—. Estaba volando.-
-¡Harry! solo te buscas problemas - le decía Hermione mientras le golpeaba en el brazo
- Ellos me encuentran a mi Hermione - le respondía su amigo, mientras se sobaba el brazo
Tío Vernon casi chocó con el coche que iba delante del suyo. Se dio la vuelta en el asiento y gritó a Harry: —¡LAS MOTOS NO VUELAN!
-¡FUE SOLO UN SUEÑO! - gritó su papá
- Ves lo que te decía - reprendía Hermione a Harry este sólo rodo los ojos
Su rostro era como una gigantesca remolacha con bigotes. Dudley y Piers se rieron disimuladamente. —Ya sé que no lo hacen —dijo Harry—. Fue sólo un sueño.
James sonrió
Pero deseó no haber dicho nada. Si había algo que desagradaba a los Dursley aún más que las preguntas que Harry hacía, era que hablara de cualquier cosa que se comportara de forma indebida, no importa que fuera un sueño o un dibujo animado. Parecían pensar que podía llegar a tener ideas peligrosas.
-Bueno, en eso tienen razón - dijo Ron, provocando risas de Hermione y una mirada fulminante de Harry
Era un sábado muy soleado y el zoológico estaba repleto de familias. Los Dursley compraron a Dudley y a Piers unos grandes helados de chocolate en la entrada, y luego, como la sonriente señora del puesto preguntó a Harry qué quería antes de que pudieran alejarse, le compraron un polo de limón, que era más barato.
-Una suerte, me gusta el polo de limón - dijo Harry para calmar a sus padres que estaban empezando a enfurecerse.
-¿Más que la Tarta de Melaza? - le pregunto Ginny a Harry, sabiendo, que su debilidad era la Tarta de Melaza
-No, no es para tanto Ginny - le respondió su novio, aunque los del pasado no lo sabían
Aquello tampoco estaba mal, pensó Harry, chupándolo mientras observaban a un gorila que se rascaba la cabeza y se parecía notablemente a Dudley, salvo que no era rubio.
Risas se escuchaban por todo el comedor.
- Harry de verdad que tienes una mente merodeadora como yo - decía inflando el pecho James.
-¡Oh no! -exclamó McGonagall.
Fue la mejor mañana que Harry había pasado en mucho tiempo. Tuvo cuidado de andar un poco alejado de los Dursley, para que Dudley y Piers, que comenzaban a aburrirse de los animales cuando se acercaba la hora de comer, no empezaran a practicar su deporte favorito, que era pegarle a él.
-Esos niños se merecen una broma - dijeron los Gemelos Prewett.
-Ellos aún son bebes chicos - les dijo Molly callándolos al instante.
Comieron en el restaurante del zoológico, y cuando Dudley tuvo una rabieta porque su bocadillo no era lo suficientemente grande, tío Vernon le compró otro y Harry tuvo permiso para terminar el primero. Más tarde, Harry pensó que debía haber sabido que aquello era demasiado bueno para durar.
-Tú y tu pésima suerte - se quejaba Hermione y Harry no supo cómo defenderse, porque en efecto, tenía muy mala suerte.
Después de comer fueron a ver los reptiles. Estaba oscuro y hacía frío,
- Como en las mazmorras de los Slytherin - dijo Sirius - ¡Que! saben que es cierto - les dijo a Regulus, Andrómeda y Narcissa que lo miraban mal
y había vidrieras iluminadas a lo largo de las paredes. Detrás de los vidrios, toda clase de serpientes y lagartos se arrastraban y se deslizaban por las piedras y los troncos. Dudley y Piers querían ver las gigantescas cobras venenosas y las gruesas pitones que estrujaban a los hombres.
-Que mente tan retorcida - Dijo la profesora Sprout
Dudley encontró rápidamente la serpiente más grande. Podía haber envuelto el coche de tío Vernon y haberlo aplastado como si fuera una lata, pero en aquel momento no parecía tener ganas. En realidad, estaba profundamente dormida. Dudley permaneció con la nariz apretada contra el vidrio, contemplando el brillo de su piel. —Haz que se mueva —le exigió a su padre. Tío Vernon golpeó el vidrio, pero la serpiente no se movió.
*¡Ja! como si con eso se fuera a mover muggle idiota* pensaban Lucius y Snape
—Hazlo de nuevo —ordenó Dudley. Tío Vernon golpeó con los nudillos, pero el animal siguió dormitando. —Esto es aburrido —se quejó Dudley. Se alejó arrastrando los pies. Harry se movió frente al vidrio y miró intensamente a la serpiente. Si él hubiera estado allí dentro, sin duda se habría muerto de aburrimiento, sin ninguna compañía, salvo la de gente estúpida golpeando el vidrio y molestando todo el día. Era peor que tener por dormitorio una alacena donde la única visitante era tía Petunia, llamando a la puerta para despertarlo: al menos, él podía recorrer el resto de la casa.
Eso entristeció a los Potter
De pronto, la serpiente abrió sus ojillos, pequeños y brillantes como cuentas. Lenta, muy lentamente, levantó la cabeza hasta que sus ojos estuvieron al nivel de los de Harry. Guiñó un ojo. Harry la miró fijamente. Luego echó rápidamente un vistazo a su alrededor, para ver si alguien lo observaba. Nadie le prestaba atención. Miró de nuevo a la serpiente y también le guiñó un ojo.
-¿QUE? - los del pasado miraban atónitos a Harry
La serpiente torció la cabeza hacia tío Vernon y Dudley, y luego levantó los ojos hacia el techo. Dirigió a Harry una mirada que decía claramente: —Me pasa esto constantemente. —Lo sé —murmuró Harry a través del vidrio, aunque no estaba seguro de que la serpiente pudiera oírlo—. Debe de ser realmente molesto. La serpiente asintió vigorosamente. —A propósito, ¿de dónde vienes? —preguntó Harry La serpiente levantó la cola hacia el pequeño cartel que había cerca del vidrio. Harry miró con curiosidad. «Boa Constrictor, Brasil.» —¿Era bonito aquello? La boa constrictor volvió a señalar con la cola y Harry leyó: «Este espécimen fue criado en el zoológico». —Oh, ya veo. ¿Entonces nunca has estado en Brasil?
-¡Hablas con las serpientes! pero esa es una cualidad de magos tenebro... - comenzó a decir James pero Lily lo interrumpió: - ¡Insinúas que NUESTRO hijo es un mago tenebroso! - recalcando el nuestro.
- No, claro que no Lily, solo que es poco común - le respondió mirando hacia Harry esperando que este no se haya ofendido, pero este le sonrió.
Mientras la serpiente negaba con la cabeza, un grito ensordecedor detrás de Harry los hizo saltar. —¡DUDLEY! ¡SEÑOR DURSLEY! ¡VENGAN A VER A LA SERPIENTE! ¡NO VAN A CREER LO QUE ESTÁ HACIENDO! Dudley se acercó contoneándose, lo más rápido que pudo. —Quita de en medio —dijo, golpeando a Harry en las costillas.
-Maldito niñato- pensaban Charlie y Bill, ellos le habían cogido cariño a Harry y estaban furiosos de la infancia que había tenido.
Cogido por sorpresa, Harry cayó al suelo de cemento. Lo que sucedió a continuación fue tan rápido que nadie supo cómo había pasado: Piers y Dudley estaban inclinados cerca del vidrio, y al instante siguiente saltaron hacia atrás aullando de terror. Harry se incorporó y se quedó boquiabierto: el vidrio que cerraba el cubículo de la boa constrictor había desaparecido.
-¡Desapareciste el vidrio! - exclamaban con asombro todos los presentes.
La descomunal serpiente se había desenrollado rápidamente y en aquel momento se arrastraba por el suelo. Las personas que estaban en la casa de los reptiles gritaban y corrían hacia las salidas. Mientras la serpiente se deslizaba ante él, Harry habría podido jurar que una voz baja y sibilante decía: —Brasil, allá voy... Gracias, amigo.
-Eso es macabro - dijo Neville
El encargado de los reptiles se encontraba totalmente conmocionado. —Pero... ¿y el vidrio? —repetía—. ¿Adónde ha ido el vidrio? El director del zoológico en persona preparó una taza de té fuerte y dulce para tía Petunia, mientras se disculpaba una y otra vez. Piers y Dudley no dejaban de quejarse. Por lo que Harry había visto, la serpiente no había hecho más que darles un golpe juguetón en los pies, pero cuando volvieron al asiento trasero del coche de tío Vernon, Dudley les contó que casi lo había mordido en la pierna, mientras Piers juraba que había intentado estrangularlo
-Exagerados - decían varios en la sala
Pero lo peor, para Harry al menos, fue cuando Piers se calmó y pudo decir: —Harry le estaba hablando. ¿Verdad, Harry?
- ¡CHAMACO IDIOTA! ahora pensaran que mi bebé tuvo la culpa - Decía Lily
- En teoría Lily, Harry tuvo la culpa por que desapareció el vidrio - le recalcó Frank a Lily.
- Pero no lo hizo adrede - le respondió.
Tío Vernon esperó hasta que Piers se hubo marchado, antes de enfrentarse con Harry. Estaba tan enfadado que casi no podía hablar. —Ve... alacena... quédate... no hay comida —
-¡Cómo se atreve a dejarlo sin comer! es un niño que está en crecimiento!- Decía Molly.
- Pues Harry estuvo 5 años en crecimiento leeento - Se burló Ron de su casi hermano.
-¡Hey!- le gritó Harry y le dio un golpe en el brazo.
pudo decir, antes de desplomarse en una silla. Tía Petunia tuvo que servirle una copa de brandy. Mucho más tarde, Harry estaba acostado en su alacena oscura, deseando tener un reloj. No sabía qué hora era y no podía estar seguro de que los Dursley estuvieran dormidos. Hasta que lo estuvieran, no podía arriesgarse a ir a la cocina a buscar algo de comer.
-Tú no tendrías que escabullirte en la noche como un vil ladrón para conseguir comida en tu propia casa - comentó Ginny - no eres Ron - dijo para relajar el ambiente.
-Cállate enana - se defendió Ron ante las risas de los bromistas.
Había vivido con los Dursley casi diez años, diez años desgraciados, hasta donde podía acordarse, desde que era un niño pequeño y sus padres habían muerto en un accidente de coche. No podía recordar haber estado en el coche cuando sus padres murieron.
-¡Porque no hubo ningún accidente de coche! - grito James
Algunas veces, cuando forzaba su memoria durante las largas horas en su alacena, tenía una extraña visión, un relámpago cegador de luz verde y un dolor como el de una quemadura en su frente.
- Un Avada - murmuraron con temor algunos
Aquello debía de ser el choque, suponía, aunque no podía imaginar de dónde procedía la luz verde.
-¡DE VOLDEMORT! -gritó Harry para que todos se relajaran. Sorprendentemente casi nadie se estremeció a la mención del nombre
Y no podía recordar nada de sus padres. Sus tíos nunca hablaban de ellos y, por supuesto, tenía prohibido hacer preguntas. Tampoco había fotos de ellos en la casa. Cuando era más pequeño, Harry soñaba una y otra vez que algún pariente desconocido iba a buscarlo para llevárselo, pero eso nunca sucedió:
James miro a sus amigos asustado, que pudo haberles pasado para que no fueran en busca de su hijo. Lunático, Canuto incluso los Longbottom se hubieran hecho cargo de Harry.
los Dursley eran su única familia.
- Ahora no, en Hogwarts encuentre una familia - les dijo Harry a sus padres para que no se entristecieran, funciono a medias.
Pero a veces pensaba (tal vez era más bien que lo deseaba) que había personas desconocidas que se comportaban como si lo conocieran. Eran desconocidos muy extraños.
-Deben ser magos... - mencionó Edgar
Un hombrecito con un sombrero violeta lo había saludado, cuando estaba de compras con tía Petunia y Dudley Después de preguntarle con ira si conocía al hombre, tía Petunia se los había llevado de la tienda, sin comprar nada. Una mujer anciana con aspecto estrafalario, toda vestida de verde, también lo había saludado alegremente en un autobús. Un hombre calvo, con un abrigo largo, color púrpura, le había estrechado la mano en la calle y se había alejado sin decir una palabra. Lo más raro de toda aquella gente era la forma en que parecían desaparecer en el momento en que Harry trataba de acercarse.
-...magos que se desaparecían- completó Edgar, y todos estuvieron de acuerdo con él.
En el colegio, Harry no tenía amigos.
-Y eso cambió cuando llegue a Hogwarts - dijo un sonriente Harry, y sus padres sabían que una vez su hijo llegara a Hogwarts su vida cambiaria.
Todos sabían que el grupo de Dudley odiaba a aquel extraño Harry Potter, con su ropa vieja y holgada y sus gafas rotas, y a nadie le gustaba estar en contra de la banda de Dudley.
- Cobardes - dijo McGonagall, ella, como fiel Jefa de la honorable casa de Godric Gryffindor valoraba mucho la valentía.
-Bien, así termina el capitulo, quien quiere leer ahora. - Dijo Lily una vez que termino.
—... haciendo ruido como locos esos gamberros —dijo, mientras una moto los adelantaba. —Tuve un sueño sobre una moto —dijo Harry recordando de pronto—. Estaba volando.-
-¡Harry! solo te buscas problemas - le decía Hermione mientras le golpeaba en el brazo
- Ellos me encuentran a mi Hermione - le respondía su amigo, mientras se sobaba el brazo
Tío Vernon casi chocó con el coche que iba delante del suyo. Se dio la vuelta en el asiento y gritó a Harry: —¡LAS MOTOS NO VUELAN!
-¡FUE SOLO UN SUEÑO! - gritó su papá
- Ves lo que te decía - reprendía Hermione a Harry este sólo rodo los ojos
Su rostro era como una gigantesca remolacha con bigotes. Dudley y Piers se rieron disimuladamente. —Ya sé que no lo hacen —dijo Harry—. Fue sólo un sueño.
James sonrió
Pero deseó no haber dicho nada. Si había algo que desagradaba a los Dursley aún más que las preguntas que Harry hacía, era que hablara de cualquier cosa que se comportara de forma indebida, no importa que fuera un sueño o un dibujo animado. Parecían pensar que podía llegar a tener ideas peligrosas.
-Bueno, en eso tienen razón - dijo Ron, provocando risas de Hermione y una mirada fulminante de Harry
Era un sábado muy soleado y el zoológico estaba repleto de familias. Los Dursley compraron a Dudley y a Piers unos grandes helados de chocolate en la entrada, y luego, como la sonriente señora del puesto preguntó a Harry qué quería antes de que pudieran alejarse, le compraron un polo de limón, que era más barato.
-Una suerte, me gusta el polo de limón - dijo Harry para calmar a sus padres que estaban empezando a enfurecerse.
-¿Más que la Tarta de Melaza? - le pregunto Ginny a Harry, sabiendo, que su debilidad era la Tarta de Melaza
-No, no es para tanto Ginny - le respondió su novio, aunque los del pasado no lo sabían
Aquello tampoco estaba mal, pensó Harry, chupándolo mientras observaban a un gorila que se rascaba la cabeza y se parecía notablemente a Dudley, salvo que no era rubio.
Risas se escuchaban por todo el comedor.
- Harry de verdad que tienes una mente merodeadora como yo - decía inflando el pecho James.
-¡Oh no! -exclamó McGonagall.
Fue la mejor mañana que Harry había pasado en mucho tiempo. Tuvo cuidado de andar un poco alejado de los Dursley, para que Dudley y Piers, que comenzaban a aburrirse de los animales cuando se acercaba la hora de comer, no empezaran a practicar su deporte favorito, que era pegarle a él.
-Esos niños se merecen una broma - dijeron los Gemelos Prewett.
-Ellos aún son bebes chicos - les dijo Molly callándolos al instante.
Comieron en el restaurante del zoológico, y cuando Dudley tuvo una rabieta porque su bocadillo no era lo suficientemente grande, tío Vernon le compró otro y Harry tuvo permiso para terminar el primero. Más tarde, Harry pensó que debía haber sabido que aquello era demasiado bueno para durar.
-Tú y tu pésima suerte - se quejaba Hermione y Harry no supo cómo defenderse, porque en efecto, tenía muy mala suerte.
Después de comer fueron a ver los reptiles. Estaba oscuro y hacía frío,
- Como en las mazmorras de los Slytherin - dijo Sirius - ¡Que! saben que es cierto - les dijo a Regulus, Andrómeda y Narcissa que lo miraban mal
y había vidrieras iluminadas a lo largo de las paredes. Detrás de los vidrios, toda clase de serpientes y lagartos se arrastraban y se deslizaban por las piedras y los troncos. Dudley y Piers querían ver las gigantescas cobras venenosas y las gruesas pitones que estrujaban a los hombres.
-Que mente tan retorcida - Dijo la profesora Sprout
Dudley encontró rápidamente la serpiente más grande. Podía haber envuelto el coche de tío Vernon y haberlo aplastado como si fuera una lata, pero en aquel momento no parecía tener ganas. En realidad, estaba profundamente dormida. Dudley permaneció con la nariz apretada contra el vidrio, contemplando el brillo de su piel. —Haz que se mueva —le exigió a su padre. Tío Vernon golpeó el vidrio, pero la serpiente no se movió.
*¡Ja! como si con eso se fuera a mover muggle idiota* pensaban Lucius y Snape
—Hazlo de nuevo —ordenó Dudley. Tío Vernon golpeó con los nudillos, pero el animal siguió dormitando. —Esto es aburrido —se quejó Dudley. Se alejó arrastrando los pies. Harry se movió frente al vidrio y miró intensamente a la serpiente. Si él hubiera estado allí dentro, sin duda se habría muerto de aburrimiento, sin ninguna compañía, salvo la de gente estúpida golpeando el vidrio y molestando todo el día. Era peor que tener por dormitorio una alacena donde la única visitante era tía Petunia, llamando a la puerta para despertarlo: al menos, él podía recorrer el resto de la casa.
Eso entristeció a los Potter
De pronto, la serpiente abrió sus ojillos, pequeños y brillantes como cuentas. Lenta, muy lentamente, levantó la cabeza hasta que sus ojos estuvieron al nivel de los de Harry. Guiñó un ojo. Harry la miró fijamente. Luego echó rápidamente un vistazo a su alrededor, para ver si alguien lo observaba. Nadie le prestaba atención. Miró de nuevo a la serpiente y también le guiñó un ojo.
-¿QUE? - los del pasado miraban atónitos a Harry
La serpiente torció la cabeza hacia tío Vernon y Dudley, y luego levantó los ojos hacia el techo. Dirigió a Harry una mirada que decía claramente: —Me pasa esto constantemente. —Lo sé —murmuró Harry a través del vidrio, aunque no estaba seguro de que la serpiente pudiera oírlo—. Debe de ser realmente molesto. La serpiente asintió vigorosamente. —A propósito, ¿de dónde vienes? —preguntó Harry La serpiente levantó la cola hacia el pequeño cartel que había cerca del vidrio. Harry miró con curiosidad. «Boa Constrictor, Brasil.» —¿Era bonito aquello? La boa constrictor volvió a señalar con la cola y Harry leyó: «Este espécimen fue criado en el zoológico». —Oh, ya veo. ¿Entonces nunca has estado en Brasil?
-¡Hablas con las serpientes! pero esa es una cualidad de magos tenebro... - comenzó a decir James pero Lily lo interrumpió: - ¡Insinúas que NUESTRO hijo es un mago tenebroso! - recalcando el nuestro.
- No, claro que no Lily, solo que es poco común - le respondió mirando hacia Harry esperando que este no se haya ofendido, pero este le sonrió.
Mientras la serpiente negaba con la cabeza, un grito ensordecedor detrás de Harry los hizo saltar. —¡DUDLEY! ¡SEÑOR DURSLEY! ¡VENGAN A VER A LA SERPIENTE! ¡NO VAN A CREER LO QUE ESTÁ HACIENDO! Dudley se acercó contoneándose, lo más rápido que pudo. —Quita de en medio —dijo, golpeando a Harry en las costillas.
-Maldito niñato- pensaban Charlie y Bill, ellos le habían cogido cariño a Harry y estaban furiosos de la infancia que había tenido.
Cogido por sorpresa, Harry cayó al suelo de cemento. Lo que sucedió a continuación fue tan rápido que nadie supo cómo había pasado: Piers y Dudley estaban inclinados cerca del vidrio, y al instante siguiente saltaron hacia atrás aullando de terror. Harry se incorporó y se quedó boquiabierto: el vidrio que cerraba el cubículo de la boa constrictor había desaparecido.
-¡Desapareciste el vidrio! - exclamaban con asombro todos los presentes.
La descomunal serpiente se había desenrollado rápidamente y en aquel momento se arrastraba por el suelo. Las personas que estaban en la casa de los reptiles gritaban y corrían hacia las salidas. Mientras la serpiente se deslizaba ante él, Harry habría podido jurar que una voz baja y sibilante decía: —Brasil, allá voy... Gracias, amigo.
-Eso es macabro - dijo Neville
El encargado de los reptiles se encontraba totalmente conmocionado. —Pero... ¿y el vidrio? —repetía—. ¿Adónde ha ido el vidrio? El director del zoológico en persona preparó una taza de té fuerte y dulce para tía Petunia, mientras se disculpaba una y otra vez. Piers y Dudley no dejaban de quejarse. Por lo que Harry había visto, la serpiente no había hecho más que darles un golpe juguetón en los pies, pero cuando volvieron al asiento trasero del coche de tío Vernon, Dudley les contó que casi lo había mordido en la pierna, mientras Piers juraba que había intentado estrangularlo
-Exagerados - decían varios en la sala
Pero lo peor, para Harry al menos, fue cuando Piers se calmó y pudo decir: —Harry le estaba hablando. ¿Verdad, Harry?
- ¡CHAMACO IDIOTA! ahora pensaran que mi bebé tuvo la culpa - Decía Lily
- En teoría Lily, Harry tuvo la culpa por que desapareció el vidrio - le recalcó Frank a Lily.
- Pero no lo hizo adrede - le respondió.
Tío Vernon esperó hasta que Piers se hubo marchado, antes de enfrentarse con Harry. Estaba tan enfadado que casi no podía hablar. —Ve... alacena... quédate... no hay comida —
-¡Cómo se atreve a dejarlo sin comer! es un niño que está en crecimiento!- Decía Molly.
- Pues Harry estuvo 5 años en crecimiento leeento - Se burló Ron de su casi hermano.
-¡Hey!- le gritó Harry y le dio un golpe en el brazo.
pudo decir, antes de desplomarse en una silla. Tía Petunia tuvo que servirle una copa de brandy. Mucho más tarde, Harry estaba acostado en su alacena oscura, deseando tener un reloj. No sabía qué hora era y no podía estar seguro de que los Dursley estuvieran dormidos. Hasta que lo estuvieran, no podía arriesgarse a ir a la cocina a buscar algo de comer.
-Tú no tendrías que escabullirte en la noche como un vil ladrón para conseguir comida en tu propia casa - comentó Ginny - no eres Ron - dijo para relajar el ambiente.
-Cállate enana - se defendió Ron ante las risas de los bromistas.
Había vivido con los Dursley casi diez años, diez años desgraciados, hasta donde podía acordarse, desde que era un niño pequeño y sus padres habían muerto en un accidente de coche. No podía recordar haber estado en el coche cuando sus padres murieron.
-¡Porque no hubo ningún accidente de coche! - grito James
Algunas veces, cuando forzaba su memoria durante las largas horas en su alacena, tenía una extraña visión, un relámpago cegador de luz verde y un dolor como el de una quemadura en su frente.
- Un Avada - murmuraron con temor algunos
Aquello debía de ser el choque, suponía, aunque no podía imaginar de dónde procedía la luz verde.
-¡DE VOLDEMORT! -gritó Harry para que todos se relajaran. Sorprendentemente casi nadie se estremeció a la mención del nombre
Y no podía recordar nada de sus padres. Sus tíos nunca hablaban de ellos y, por supuesto, tenía prohibido hacer preguntas. Tampoco había fotos de ellos en la casa. Cuando era más pequeño, Harry soñaba una y otra vez que algún pariente desconocido iba a buscarlo para llevárselo, pero eso nunca sucedió:
James miro a sus amigos asustado, que pudo haberles pasado para que no fueran en busca de su hijo. Lunático, Canuto incluso los Longbottom se hubieran hecho cargo de Harry.
los Dursley eran su única familia.
- Ahora no, en Hogwarts encuentre una familia - les dijo Harry a sus padres para que no se entristecieran, funciono a medias.
Pero a veces pensaba (tal vez era más bien que lo deseaba) que había personas desconocidas que se comportaban como si lo conocieran. Eran desconocidos muy extraños.
-Deben ser magos... - mencionó Edgar
Un hombrecito con un sombrero violeta lo había saludado, cuando estaba de compras con tía Petunia y Dudley Después de preguntarle con ira si conocía al hombre, tía Petunia se los había llevado de la tienda, sin comprar nada. Una mujer anciana con aspecto estrafalario, toda vestida de verde, también lo había saludado alegremente en un autobús. Un hombre calvo, con un abrigo largo, color púrpura, le había estrechado la mano en la calle y se había alejado sin decir una palabra. Lo más raro de toda aquella gente era la forma en que parecían desaparecer en el momento en que Harry trataba de acercarse.
-...magos que se desaparecían- completó Edgar, y todos estuvieron de acuerdo con él.
En el colegio, Harry no tenía amigos.
-Y eso cambió cuando llegue a Hogwarts - dijo un sonriente Harry, y sus padres sabían que una vez su hijo llegara a Hogwarts su vida cambiaria.
Todos sabían que el grupo de Dudley odiaba a aquel extraño Harry Potter, con su ropa vieja y holgada y sus gafas rotas, y a nadie le gustaba estar en contra de la banda de Dudley.
- Cobardes - dijo McGonagall, ella, como fiel Jefa de la honorable casa de Godric Gryffindor valoraba mucho la valentía.
-Bien, así termina el capitulo, quien quiere leer ahora. - Dijo Lily una vez que termino.
-Yo leeré cuñadita.- le dijo Canuto ante la mirada atónita de todos. -¡Que!
si ya pasaron 10 años y el cumpleaños del cerdo del hijo de los Dursley cumple
años en junio y Harry en Julio quiere decir que está por cumplir 11 años y lo
más seguro es que en el próximo capítulo le llegue la carta de Hogwarts, y yo
quiero leer como le llegó la carta a MiniCornamenta - Lily le tendió el libro y este
se dispuso a leer, bien, el capitulo siguiente se titula: - Las cartas de nadie ¡JA! ya decía yo- Y comenzó...
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Bien otro capítulo, quisiera saber si quisieran que en este fic Sirius tenga una hija (es algo que siempre quise) pero quiero saber su opinión.
De todos modos terminando esto, me lleve el tiempo que me lleve tengo pensado hacer la historia pero con unos cuanto cambios y tal vez ahí le meta una hija a Sirius.
También que opinan sobre resumir los capítulos... díganme por favor :D
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Bien otro capítulo, quisiera saber si quisieran que en este fic Sirius tenga una hija (es algo que siempre quise) pero quiero saber su opinión.
De todos modos terminando esto, me lleve el tiempo que me lleve tengo pensado hacer la historia pero con unos cuanto cambios y tal vez ahí le meta una hija a Sirius.
También que opinan sobre resumir los capítulos... díganme por favor :D
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